Sospecho que el 19-J va a ser una nueva lección ciudadana. Creo, porque así lo deseo, que las manifestaciones se van a llenar otra vez de contenido y de ciudadanos. Será una exhibición de que la indignación no es un abrupto ni un paréntesis, sino un estado de malestar con oleajes consistentes. Estoy seguro de que va a servir para que el protagonista vuelva a ser cada uno, y que pondrá a los políticos ante su propia responsabilidad,sin que puedan escudarse en el carácter marginal o utópico de la protesta. Los políticos electos tienen el encargo de responder, y quizás pronto acaben sabiendo que los ciudadanos indignados no son sus enemigos, sino sus aliados. Aliados de quienes, desde sus cargos electos, se sientan tentados por la audacia de la indisciplina frente al partido; y enemigos de quienes no se atreven a discrepar del discurso de lo necesario, de lo irremediable, de lo inexorable.
No puede ser irremediable el sufrimiento de la gente. No puede serlo el perder la vivienda por el solo hecho de que una insolvencia sobrevenida impida pagar algún plazo. No es inevitable que el sistema financiero internacional imponga una ilimitada merma de los derechos sociales que constituyen la seña de identidad de nuestras sociedades. Los ciudadanos no tienen la obligación de resignarse, y los políticos sólo tienen sentido si ponen límites, desde su poder democrático, al poder de lo fáctico.
El 19-J no va a ser una pedrada a las instituciones democráticas: va a ser un gesto enorme de participación política. Va a ser un acto de defensa del poder democrático frente a las cúpulas de los partidos y los poderes fácticos.
Impecable reflexión
Saludos!
19 J: Buena ocasión para mostrar que lo imparable se mueve en la dirección adecuada. Y buen momento para escuchar lo que era murmullo y ahora es voz del pueblo con "altavoz" de ciudadanía. Palabras sabias las tuyas, Miguel de Esponera, de reflexión que interpela. PTapias