Pues sí, lo reconozco, mi primer periódico del día es Twitter, a menos que desayune en "Los Manueles" de las Monjas del Carmen y esté libre el "Ideal". Abro Twitter y se despliega una dispersa bandeja de enlaces, comentarios, imágenes, paradojas, noticias, sentencias novedosas, declaraciones entrecomilladas, memes, memeces, viñetas. Actualidad entreverada con opiniones, toques de elegancia, glamour y tonterías, todo mezclado y a mi disposición para un vistazo más apresurado o menos según el tiempo que tenga.
Me gusta mi bandeja de Twitter, ese café informal con gentes conocidas y desconocidas: de Palma, de Granada, de Madrid, de París, de Úbeda o de Coruña, con familiares que se entreveran con políticos o con poetas, una frase de Borges al lado de una viñeta de Forges, un gráfico de la evolución del PIB junto a una frase falsamente atribuida al Papa, noticias de Siria al lado de una Alhambra con luna de García Lorca, unos de Ciudadanos hablando de Podemos inmediatamente después de uno de Podemos hablando de Ciudadanos, la columna de Cambril junto a un párrafo de mi padre que yo mismo he enlazado, el recuerdo del asesinato de Tomás y Valiente y una taza rota con un poema, una entrada de un blog jurídico y otra con una reflexión sobre cómo enseñar mejor las matemáticas, las ondas gravitacionales, una exposición en el Hotel de Ville de París o una frase de Platón servida por un amigo filósofo. Gente diferente, pensamientos opuestos dándose la mano, una mezcla de sensibilidades y preocupaciones, una enorme dispersión tan parecida a mí.
Los periódicos se empeñan en jerarquizar, distribuir, colocar, adoctrinar, marcar la agenda de nuestras discusiones. Pero luego está la coctelera de Twitter, que nos da el mando a cada uno de nosotros. Sin packs de contenidos, sin publicidad. Te sigo, no se sigo. Te selecciono en la lista de favoritos para cuando tenga menos tiempo, te aparto cuando sólo hablas de lo que interesa a tu partido o cuando eres un gruñón malasombra sin gracia. Filosofía, ciudades, lecturas, derecho, el penalti de Messi-Suárez, pactos de gobierno o de no gobierno, gente que sabe reírse y hacer reír, gente que te señala la trampa de la foto de una primera página de El País, reacciones tumultuosas ante la infamia de un titular de periódico, la frase de un jesuita, deportes, cultura, cine. Un periódico de retales compilados sin orden por reporteros dispersos que yo mismo he elegido sin una línea editorial rígida y, desde luego, sin servidumbres.
Me gusta.
by Ernesto L. Mena
by Agustín Ruiz Robledo
by Maria Ppilar Larraona