Leí las declaraciones del Alcalde de Granada, quien calificó de "centro comercial" el proyecto de Atrio de la Alhambra, del que son autores el arquitecto portugués Álvaro Siza y el arquitecto granadino Juan Domingo, y que supone una remodelación de los accesos al monumento más visitado, actualmente consistentes en un aparcamiento, una plaza asfaltada, un jardín desconcertado y unos horribles pasillos emparedados que albergan taquillas de parking y máquinas expendedoras de Coca-Cola y patatas fritas. Después llegaron las explicaciones: al incluir un restaurante (además de algunas tiendas y librerías), el Atrio aislaría el monumento de la ciudad y perjudicaría los intereses de la hostelería del centro: los turistas venidos de Málaga, de Sevilla o de Madrid, no bajarían a Granada a comprar y comer, porque todo podrían hacerlo arriba. Y finalmente, se colocó el lema electoral: "la Alhambra, para los granadinos". "Ya está bien de que Sevilla decida sobre nuestra Alhambra..." Y el Alcalde formaliza una promesa electoral: el Ayuntamiento nunca autorizará la construcción del Atrio mientras él sea su regidor.
Juan Domingo Santos, el coautor del Proyecto que resultó ganador del concurso convocado por el Patronato de la Alhambra para un nuevo diseño de los accesos al monumento, es un arquitecto peculiar que alterna su actividad docente como profesor en la Facultad de Arquitectura con una impetuosa vocación creativa. Esa dimensión artística e intelectual que lo ha convertido en referente de la arquitectura contemporánea en Granada lo llevó, hace ya muchos años, a presentarse en el estudio de su admirado Álvaro Siza, en Oporto, sin más intención que la de conocerlo y entrar en contacto. Le costó tres días de impávida y paciente espera, porque el maestro, según un par de veces por día le decía su secretaria, no tenía tiempo para recibirlo. Cuando por fin, abrumado por su paciencia, Álvaro Siza le concedió unos minutos, el portugués le informó en seguida, rutinaria y educadamente, que no tenía trabajo para él; pero Juan Domingo reaccionó con reflejos: "No he venido a pedirle trabajo, sino a ofrecérselo". Y, por su cuenta y riesgo, sin mandato ni encargo de quienes podrían tener capacidad de decisión sobre ese edificio, le propuso implicarse en el proyecto del remodelación del Edificio Zaida: ése que al principio dividió a los granadinos, y que hoy está sencillamente incorporado al paisaje de Puerta Real en el centro de la ciudad. Aquello sólo fue un aperitivo. La relación entre maestro y discípulo se consolidó, ganó recorrido, y su penúltima estación ha sido el diseño del Atrio de la Alhambra, otro proyecto que ha comenzado con división de opiniones entre los granadinos y que, una vez vencidas las resistencias, acabará formando parte armónica y funcionalmente del paisaje de la Alhambra, con el mínimo hormigón posible, con el protagonismo del agua y de la luz como elementos arquitectónicos, con espacios combinados en vez de pasillos para hacer cola, y con el máximo de adaptación al entorno para conseguir una transición perfecta entre quien llega del mundo exterior y se dispone a acceder al mundo interior de la Alhambra.
En el documental "Un encuentro", de Juan Bollaín, (accesible en www.tvarquitectura.com/tv/juan-domingo-santos-un-encuentro ) se narra la relación de Juan Domingo con la Azucarera "San Isidro", ese monumento industrial reflejo de toda una época, entre cuyas ruinas emerge una Torre en la que tiene instalado algo más que su estudio: más bien es su lugar en el mundo. Durante años Juan Domingo ha trabajado en proyectos e iniciativas para el conocimiento de la Azucarera cuya principal finalidad era rescatarla del olvido y salvarla de la tentación de usos especuladores que acabasen con su singularidad. Juan Domingo resiste en su Torre (la que se deja ver desde el tren, a la salida de Granada), desde la que contempla una ciudad empeñada tenazmente en destruirse poco a poco, década a década, en esa mezcla letal de autocomplacencia temerosa y especulación desaprensiva
Cuando leí las declaraciones del Alcalde, llamé a Juan Domingo. No tanto para darle apoyo personal, como para pedirle cita: tenía interés en visitar, con él, la exposición sobre "Alvaro Siza: visiones de la Alhambra", en el que los no expertos podemos intuir la complejidad del proceso creativo del Proyecto Atrio, alineado con las tendencias universalmente reconocidas del arquitecto portugués. Por fin este sábado pudimos hacer la visita, de la que fui beneficiario neto, porque pude vislumbrar, gracias a sus explicaciones, las claves intelectuales del proyecto. Y no puedo dejar de decir que ese Atrio es un lujo del que esta ciudad acabará enorgulleciéndose una vez que, irremediablemente, se convierta en realidad, porque lo valioso acaba venciendo a las pequeñeces coyunturales. La Alhambra no es de los granadinos, afortunadamente es de la humanidad entera, como lo es la Mezquita y la catedral de Santiago, como son Úbeda y Baeza, como es El Quijote y la Capilla Sixtina. Por eso las intervenciones sobre la Alhambra se piensan mejor desde la Torre de la Azucarera que desde el bar a la hora de las cañas.
Hola, Miguel: creo que te falta el asesoramiento del candidato del PP en tu tierra: podrías leer sobre su cv,impresionante!: http://hayderecho.com/2014/02/13/los-misterios-del-curriculum-del-candidato/