El nombramiento de José Antonio Xiol como magistrado del Tribunal Constitucional es una magnífica noticia en este viernes de malas noticias: menos pensiones, menos becas, espionaje USA, pero un gran jurista en el TC. En mi opinión, este nombramiento hace palidecer la cuestión de las mayorías "progresista" o "conservadora" en el TC de la que tanto se habla en la prensa. Lo importante es que en sus deliberaciones intervendrá un magistrado con prestigio y con criterio, independiente por convicción, con una exigente formación, y con una trayectoria descomunal en la carrera judicial. Habría que buscar mucho, mucho, para encontrar a algún profesional del Derecho que no reconozca la enorme labor que ha hecho, desde 2005, como presidente de la Sala Primera (Civil) del Tribunal Supremo: ha ordenado su jurisprudencia, ha unificado doctrina en materias controvertidas, ha favorecido un estilo de argumentación profundo y al mismo tiempo comprensible, ha reducido extraordinariamente la pendencia de asuntos, ha fortalecido un Gabinete técnico con magníficos profesionales, ha dignificado la institución. No hace falta comparar a Xiol con ningún otro de los nombrados o de los propuestos para destacar su valor. El Tribunal Constitucional ha salido mejorado con su incorporación, y pronto tendremos noticias de ello con sus ponencias y probablemente con sus votos particulares.
En esta ocasión podemos felicitar al Consejo General del Poder Judicial y a dieciocho de sus miembros, que lo han votado junto con Santiago Martínez Vares, otro buen magistrado.
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