Avanzo por una calle comercial tortuosa y suena el móvil. Phone House me hace una oferta de un teléfono a precio 0€. "Oferta limitada hasta el 6-1-13". Guardo el móvil en el bolsillo, y me topo con una tienda de Phone House. Quince segundos después, diez metros más arriba, vuelve a sonar el móvil. "Llega el invierno, cambia de abrigo en Zara", aparece en la pantalla. Lo guardo, y en el escaparate de Zara aparecen unos abrigos de línea novedosa. Otra vez el móvil: "Tenemos un regalo para tí: te está esperando en nuestros concesionarios de Apple". Y encuentro la manzana elegante en la esquina de la calle que debía torcer. Iba a desconectar el móvil cuando suena una última llamada: "¿Aburrido? Gire a la derecha y compruebe nuestras ofertas de viajes para esta navidad". Giré a la izquierda, en dirección a una iglesia, para refugiarme. El cura predicaba en la oscuridad de las señoras de negro. "Dios nos contempla en lo más hondo, nunca nos pierde de vista". El ojo de Dios triangular preside el retablo.
Me despierto. Desayuno. Voy al trabajo. Suena el móvil. Me da miedo, porque juraría que lo había dejado a propósito en la mesita de noche. Me alivio al comprobar que era el móvil de otro transeúnte. Pero el hombre se acerca, y me dice: "Don Miguel, es para usted".
Muy bueno. De lo más desasosegante. Lo peor es que parece plausible…
Felices Fiestas, Miguel. Un abrazo
Qué bueno, a mí también me pasa. Siempre que suena un móvil en la calle pienso que es para mí y me entra un desasosiego tremendo.