En la edicion de "El país" de hoy aparece una entrevista a Fernando Zhou, presidente de la Asociación de Empresarios Chinos en Valencia-España (AECVE), en la que sostiene que las empresas españolas serían más productivas si hubiese despido libre, trabajo siete días por semana y trece horas al día, como ellos.
No se pierdan la entrevista. El enlace lo tienen abajo. Es genial. Me ha encantado. Sirve para recordarnos una pregunta importante: ¿qué queremos que siga distinguiéndonos del derecho laboral chino? Es evidente que el despido libre, el azote, la supresión de vacaciones y fines de semana y la prolongación de la jornada laboral incrementa la producción y baja los costes de la empresa. Es decir, que la hace (al menos a corto plazo, y en un contexto de represión de las protestas) más productiva. Por lo que la pregunta es y debería haberlo sido desde hace tres o cuatro años en nuestro país: ¿a qué competitividad estamos dispuestos a renunciar a fin de proteger la dignidad del ciudadano/trabajador español? ¿Cuáles son los mínimos de protección laboral que consideramos integrantes de nuestra manera de ser, y que defenderemos a toda costa (y a todo coste); y, ¿qué esperamos en Europa a poner aranceles sociales a los productos chinos? ¿No está claro que, como en efecto no podemos competir con las empresas chinas (por su grado de esclavitud laboral) hemos de proteger nuestro modelo social exigiendo a las mercancías chinas un nivel homologable de protección laboral?
En cuanto a los chinos que invierten aquí y trabajan aquí, la cuestión es diferente: no es cosa de arenceles, sino materia de Inspección de Trabajo y tributaria. Nada de complacencias, por favor. España no puede admitir pseudoesclavitud (ni siquiera voluntaria) en su territorio por más que la cultura china sea "diferente" de la nuestra. Por la misma razón por la que no admitimos la ablación de la mujer musulmana.
Sinceramente, y pese a la crisis, cada vez tengo más claro que lo de ir a comprar a los bazares chinos empieza a ser una cuestión moral. Y desde luego no se trata de racismo. No diría lo mismo de las empresas de un país en el que hubiese libertades, pluralismo y sindicatos.
(http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/12/06/valencia/1354813282_500377.html ).
Es lo primero que he pensado después del primer párrafo: seguro que somos más productivos, pero ¿a costa de qué? ¿de vivir?
Yo tengo un bazar chino al lado del trabajo y siempre encuentro esas cosas que siempre se me olvida comprar, pero la calidad es pésima, así que por fin tengo un flexo para leer, pero cada noche me quemo cuando lo voy a apagar.