Me han pasado un artículo de Vicenç Navarro (no publicado en España) en el que ofrece una lista detallada de personas influyentes en España (incluida Cataluña) que guardan su inmensa fortuna en cuentas secretas del HSBC, y que por tanto defraudan al Fisco por un valor que se calcula en 44.000 millones de euros. También sostiene en dicho artículo que de esa realidad no se informa en los medios de comunicación de cierta entidad, porque en este tiempo de crisis todos dependen del crédito y de la publicidad suministrada por alguna entidad implicada en semejante fraude.
Ignoro la veracidad de esas informaciones, aunque Vicenç Navarro no es de los que hablan en vano. Lo cierto es que los paraísos fiscales y las cuentas secretas siguen ahí, protegiendo nichos corruptos, búnkeres blindados y espacios impunes a los que no llega ningún recorte. Y contra ese vergonzoso "aforamiento" los ciudadanos tenemos que seguir protestando, porque es el máximo ejemplo de la insolidaridad de los ricos y de la impotencia del poder político, que no quiere poder enfrentarse a ese hecho. El denunciante, un antiguo empleado del HSBC, está acorralado y perseguido, porque desveló datos robados de la entidad. Deberíamos conseguir que los defraudores de apellidos políticos y financieros tan ilustres fueran quienes se sintiesen acorralados y vilipendiados.
Se me ocurre que los ciudadanos deberíamos requerir a los que aparecen en esa lista para que manifestasen si es cierto o no que son titulares de cuentas secretas. Si no lo son, tendrían un medio fácil de demostrarlo: dando ellos mismos, cada uno de ellos, orden al HSBC para que publique y rompa el secreto bancario de todos los productos financieros que les pertenezcan. La justicia española parece que no puede hacerlo, mientras no haya indicios de delito, pero ellos sí pueden despejar las dudas. Si no lo hacen, resultarán al menos sospechosos.
Incluir aquí la lista que aparece en ese artículo no es difamación, porque yo no digo que sea cierta: sólo digo que estaría bien que ellos la desmintieran. Los que expresamente se citan (aunque al parecer son 569) son éstos:
Botín; el padre del President de la Generalitat, el Sr. Artur Mas; José María Aznar; Dolores de Cospedal; Rodrigo Rato; Narcís Serra; Eduardo Zaplana; Miguel Boyer; José Folgado; Carlos Solchaga; Josep Piqué; Rafael Arias-Salgado; Pío Cabanillas; Isabel Tocino; Jordi Sevilla; Josu Jon Imaz; José María Michavila; Juan Miguel Villar Mir; Anna Birulés; Abel Matutes; Julián García Vargas; Ángel Acebes; Eduardo Serra; Marcelino Oreja.
Ojalá fuera mentira.
POST-DATA: Un anónimo escribe un comentario diciendo que la lista es falsa, y que ningún artículo de V. Navarro la incluye. Consultadas las fuentes, compruebo que Navarro habla de esas cuentas pero no da esos nombres. La lista procede de un correo electrónico recibido, que la atribuía a Navarro. Eso le resta toda credibilidad, y asumo mi error, porque otras veces yo mismo he criticado la credulidad de esos mensajes-spam que corren por los emails: en la entrada decía que "Vincenç Navarro no es de los que hablan en vano", pero no es V. Navarro quien suministra esa lista. Aguardo con interés la posibilidad de que algún día dispusiéramos del verdadero listado.
No era preciso, Anónimo, de todas formas, que amenazara usted con una demanda por difamación si no retiraba la entrada "en el plazo de 24 horas". Esté seguro de que esta post data no es la respuesta a esa amenaza, sino la respuesta a su información.
Esa lista de nombres es falsa. No existe ningún artículo de Viçens Navarro con esa lista de nombres. Si consultas el blog de Navarro, verás que él mismo censura esta manipulación mezquina. Si no retiras este post en 24 horas, te enfrentarás a una demanda judicial por falsedad.
Le agradezco la corrección (no la amenaza). Le contesto con una post-data añadida al post. Naturalmente, no retiraré el post, ni su comentario.
No era una amenaza, o no pretendía serlo. Era un grito de cabreo. Es que me cabrean estas cosas difamatorias. No quería amenazarle. Le pido excusas si así lo he hecho. Es que me repugna que en nombre de la justicia social, actuemos al igual que los que llevan este país al desastre.
La rectificación le honra.