Por fin lo he entendido: de lo que se trata es de acabar con la explotación laboral por un procedimiento moderno: que no haya trabajadores, sino sólo empresarios. Que todos seamos empresarios, de manera que si somos explotados es por nosotros mismos, y no por ningún patrón ajeno. El procedimiento es el siguiente: cada cual hemos de convertirnos en una empresa de prestación de servicios varios: generalmente, en régimen de autónomos. Así, una vez que los vientos cambien y Pericles vuelva a tomar el poder en Grecia, cuando tengamos la posibilidad de encontrar un trabajillo (recogida de fresas en explotación agrícola, pongamos por caso), nada de firmar un contrato laboral con un patrón explotador: lo que debemos hacer es firmar un contrato de suministro de servicios empresariales. Así no hay burócratas sindicales que metan la nariz en los acuerdos a los que libre y soberanamente lleguemos. Lo que cobremos no será un salario, sino beneficio empresarial, una vez pagado el IVA. De camino, cuando se acaba el contrato no engrosamos la cifra de parados: simplemente estaremos en pérdidas y podremos darnos el gusto de despedirnos a nosotros mismos, con o sin indemnización a nuestro cargo.
Cada persona una empresa, cada familia una empresa, cada asociación de vecinos una empresa, cada ayuntamiento una empresa, cada Estado una empresa. Y habremos acabado con la explotación laboral.
by Ernesto L. Mena
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