Hoy la actualidad pasa por Italia. El Gran Caimán ha caído. Lo triste es que no lo haya derrocado la democracia, sino los mercados, la deuda, el diferencial con Alemania. La pena es que esas razones hayan velado otras culpas y otros daños.
Berlusconi llegó al poder con un discurso antipartidos y antipolítica, y, naturalmente, redujo la democracia a algún plebiscito cada cierto tiempo. Venía del mundo de los negocios, y montó una candidatura que se denominaba "Forza Italia" (el equivalente sería "Viva España"): la nación y él contra los políticos. Arrasó a la democracia cristiana (la cara visible de la corrupción), pero dejó intacta la cara oculta del mismo fenómeno: la mafia. Se propuso conectar con el pueblo llano, que lo siguió por pensar que era "uno de los suyos". Qué gran mentira. Pero la mentira se impuso a codazos gracias a sus televisiones y sus medios de comunicación, impúdicamente omnipresentes. La democracia dejó paso a la videocracia. La disidencia fue eliminada por antipatriota, y el único aliado fue, además de Mediaset, el fantoche de Umberto Bossi, proveniente del nacionalismo xenófobo, lombardo y norteño (la Liga Norte).
Ahora el ciclo ha terminado, pero quedan enormes secuelas. Italia está empobrecida económica y políticamente, pese al enorme potencial de su estructura productiva y a las grandes fortunas privadas que han ido creciendo a la sombra del poder. La única solución es que volviera a hablarse de política, que en la derecha retornase un partido político "de verdad" (o varios), y que en la izquierda el "PD" (Partito Democrata) se afilasen las dormidas señas de identidad. No hay otro antídoto frente al populismo.
La pancarta que he visto en la estación de Florencia me ha gustado: "-Videocracia y + Democracia", seguida de otra, con letra más pequeña: "-Mafia y +Italia".
Las pancartas son una gran fuente de sabiduría. En dos palabras, grandes verdades.
todos tenemos un lado oscuro, que no deseamos presentar, cuando lo admitimos, las cosas nos empiezan a ir mejor, o al menos las cosas se simplifican, el caimán siempre nos ha mostrado su capacidad para oscurecer en el sentido de afligir, sin embargo hasta que los "mercados" no se ha irritado este gran reptil, no ha iniciado su lacrima postrera.
Y ahora alargando peligrosamente, este comentario decir que por aquí empiezo a ver reptiles perfectamente trajeados, con ese tinte oscurecedor, que les procura un aire tan joven como falso.
Un abrazo.
Cierto, señoras.
Pudiera ser, moderruner, que como aquí vamos generalmente con algo de retraso, los caimanes nos encuentren propicios.
Qué suerte, has estado en Florencia…
Los italianos tienen ahora una importante prueba por delante.
Bueno, nosotros también, o eso creo.
Ocurre como en España, yo hablaba con italianos y no se explicaban por qué salía elegido.