Ese tipo ya ha colgado su retrato en la galería de monstruos de la humanidad. Ya forma parte de la historia de unas noventa familias para siempre: el asesino de su hijo, de su hermano, de su primo, de su sobrino. El sueño de la razón produce monstruos. Monstruos humanos, tan humanos como nosotros, porque la humanidad no es lo que nos gustaría que fuese, sino lo que es, y sólo la naturaleza humana es capaz de tanta maldad: la que proviene no de la rivalidad o de la supervivencia, sino de la razón pervertida. Ese tipo soñó alguna vez con paraísos, buscó su propio camino, y es indispensable que comprenda lo que es el infierno.
No hay fortificaciones que puedan salvarnos para siempre de nosotros mismos. Se mata y se muere por la tierra, por la patria, por los dioses, por la nación, por los paraísos perdidos, y también por el ansia de ser alguien, aunque sea un monstruo odiado por toda la humanidad. Ni siquiera con el odio debemos pagar a los ángeles exterminadores. Para tipos así la cárcel y el odio son un premio. Si fuera posible, a ese tipo habría que desterrarlo como indigente y desarraigado en un país lleno de la gente a la que él odia por raza, religión o costumbres. Yo no lo querría en mis cárceles: lo condenaría a ser libre para siempre en medio de la humanidad que detesta, fugitivo de toda su especie, abandonado a la suerte de un repudio universal, como aquel judío errante, hasta lograr que un día, frente a un espejo, él llegara a odiarse a sí mismo con no menos intensidad con la que ha odiado a sus víctimas.
Y si te descuidas en breve le hacen un libro y se forra.
besos.
Me ha pillado la noticia un poco lejos, pero no por eso ha retumbado menos en mi espíritu. Es doloroso y estremecedor el que personas con mentes enfermas puedan maquinar acciones de muerte en solitario.
Pero creo que también hay una sociedad con ingredientes muy perjudiciales que no sientan nada bien a patologías latentes que están por manifestarse la primera vez
Un saludo
Un saludo!