Ha hecho bien el Ministro de Asuntos Exteriores alemán al dimitir una vez que se ha descubierto que plagió su tesis doctoral.. Lo pillaron con un maletín que no tenía billetes de 500. Tenía algo mucho más importante: el reconocimiento de la academia como doctor, es decir, como autoridad científica en una materia determinada.
Miles de licenciados trabajan ahora mismo, día y noche en una tesis; leen todo lo escrito en todos los idiomas a su alcance sobre el tema elegido; confeccionan fichas de trabajo, índices, esquemas; sufren cuando llega el bloqueo, o cuando asoma el pánico a no estar seguro de poder añadir nada interesante a lo ya escrito por otros después de llevar tres años trabajando; escriben, renglón a renglón, luchando contra el folio en blanco y moviendo las montañas de una idea, de un principio, de una intuición. Un día someten su trabajo a un tribunal, que le hace objeciones, observaciones, indicaciones, y finalmente acaba con un título de doctor que no le da dinero ni poder, únicamente un resto de prestigio de otro tiempo y la habilitación para aspirar a un contrato o una plaza de profesor numerario.
Los miles de doctorandos se merecen la dimisión del ministro alemán. No ha habido enriquecimiento personal, pero sí ha habido corrupción. El que se enriquece a costa del erario público nos quita dinero; pero el ministro ha corrompido algo más grave: no ya la propiedad intelectual del plagiado, sino sobre todo la confianza en la academia. Damos tanta importancia al dinero que no nos damos cuenta de que la corrupción admite formas mucho más graves que la del maletín lleno de billetes de 500.
Qué diferencia con España, y qué envidia me causa la diferencia. Allí un ministro dimite por haber plagiado una tesis: aquí no los echamos ni con agua fuerte pese a los gurtel, los trajes y pese a destaparse que hasta se están llevando el dinero de los parados. Esta doble moral contrarreformista que todavía nos corroe es demoledora. Cada vez estoy más convencido de que esta sociedad sólo culminará la transición del franquismo y su panoplia de ideales nacionalcatólicos hacia una sociedad verdaderamente democrática cuando se consume la transferencia de poder desde los partidos a los ciudadanos. Espero que sólo así los de los EREs, los gurtel y demás pudieran tener miedo de las urnas.
Saludos.
Pues precisamente, plagiar parte de una tesis doctoral no es corrupción. Revisa la terminología.
Coincido contigo, Manolo, en que en España hace falta una desamortización del poder político. Ya pasó la época en que era necesario fortalecer los partidos para articular la democracia. Ahora son imprescindibles, pero ostentan un poder desproporcionado, y lo que hay que fortalecer es la participación y el control.
A "al pan, pan y al vino, vino": reviso la terminología y encuentro como segunda acepción en el diccionario de la R.A.E. del término "corromper" la siguiente: "Echar a perder, depravar, dañar, pudrir". Y como segunda acepticón del vocablo "corrupción" la siguiente: "Alteración o vicio en un libro o escrito". En fin, más o menos puede decirse que el plagio corrompe a la obra en la que se inserta (no a la obra plagiada). Sobre todo, el fraude en una tesis doctoral echa a perder, deprava, daña y pudre el título de doctor. Desvaloriza eso a lo que tantos están aspirando con su esfuerzo. Aunque no haya billetes de 500.
La corrupción económica de sobornos y comisiones es el danone; pero hay otro yogures.