La inmensa de lectores de un periódico, preguntados si aprueban la idea del lehendakari de acercar presos de ETA a Euskadi en el contexto del abandono de ETA, dicen estar en desacuerdo. Lo que significa que, muy probablemente, el ministro del Interior del próximo Gobierno deberá adoptar medidas "impopulares", porque caben pocas dudas de que deberá acercar a cada preso al penitenciario más próximo a su domicilio.
Sólo razones de "política" antiterrorista justifican la sistemática medida de alejamiento y dispersión de presos terroristas. Ha sido una política útil, que hay que celebrar. Pero una vez que muera el perro, la rabia no podrá justificar más medidas de excepción. Habrá que cumplir la ley. Y la ley señala como pena la privación de libertad, pero no el alejamiento. El que la inmensa mayoría de los españoles quisiera (?) que los presos etarras fueran lanzados a Canarias o a Tananarive es irrelevante: los familiares del preso tienen derecho a que no se entorpezca innecesariamente el contacto con su padre, con su hijo, con su marido, con su amigo.
El "acercamiento" de presos no sería una concesión política a cambio de la paz. Sería estricto cumplimiento de la ley. Por tanto, el lehendakari ha dicho simplemente: "si ETA se disuelve, seguiremos aplicando la ley". ETA debe saber que la ley podrá estar de su parte en muchos aspectos si dejan de existir. Esa es la mejor promesa que la democracia puede hacer a un terrorismo que está pensando en rendirse.
by Ernesto L. Mena
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