Está terminando agosto, y la sensación de irrealidad se intensifica: en la televisión dan la primera etapa del Tour de Francia. Es decir, junio en los talones, vacaciones intactas, verano por delante. Y sin embargo, en un par de días, septiembre.
Y no un septiembre cualquiera. Más parece "el septiembre", por antonomasia. Porque con este agosto se está terminando mucho más que un verano: más bien una época. Durante el confinamiento, el pensamiento a largo plazo acaso alcanzaba agosto, pero no llegaba ya a septiembre: teníamos la sensación de que no merecía la pena, porque la cuota de incertidumbre disuadía cualquier esfuerzo de previsión. Llegó el verano y quisimos creer que era el verano de siempre, aunque con mascarilla, y sin apenas aviones. Y sin Tour, ni Wimbledon, ni sanfermines ni verbenas de agosto: al menos, con un calor que justificaba cualquier indolencia. Pero septiembre ya está ahí, a tiro de un fin de semana. En todos los paneles se anuncia su llegada, y por altas que sean las cifras de contagios, no logran parar el tiempo. Estemos o no preparados, llega septiembre, y con él, un descomunal despliegue de energía en familias, centros educativos, negocios, oficinas.
Toca, de pronto, volver a empezar muchas cosas, tomar decisiones, reabrir agendas. Toca dar la talla otra vez, organizar el día a día, avanzar en empeños que quedaron a medias, abandonar otros, arrancar algunos. Las rutinas van a esgrimir sus derechos, se van a presentar en la puerta pidiendo volver a sentarse en nuestras vidas, pero nuestras vidas han cambiado más de lo que parece. No es ya que vivamos con mascarilla, sino, sobre todo, que hemos dejado de percibir el futuro como una mera prolongación. Y eso es lo que más desconcierta a las rutinas.
Quizás en el confinamiento nos dijimos, a ratos, que estábamos dispuestos a cambiar modos de vida, pero ahora tenemos la impresión de que lo que ha cambiado es el suelo, y no la decoración de nuestra vida. Sobre todo, es verdad, para quienes se han quedado sin dinero y sin medio de ganarlo. Vivimos colectivamente una época de incertidumbre. No sabemos bien dónde estamos. Ni siquiera sabemos si es tiempo de audacia o de lo contrario. Lo único cierto es el calendario, que parece no enterarse: se acaba agosto, y los días que vienen tienen ya nombre de septiembre. Es la gran esquina del tiempo, la que separa el último día de agosto del primero de septiembre. Y sin embargo, esta vez parece que seguimos en una calle larga, demasiado larga, sin esquinas, porque la mascarilla nos empañan las gafas y no acertamos a ver bien lo que viene un poco más allá.
Feliz retorno, que esta vez no parece un retorno. Feliz septiembre, aunque el Tour nos confunda.
Hola Miguel, malegro musho de berte/a. Estoy francademente preocupada porque la madre naturalesa está vírica y pandemiosa, pero aún así no es capas de acabar con esta superestructura/o de inanidad intelestual que nos gobierna y nos rodea.. Una desastrasión. Yo soy un persona positiba /o y constructivisiente, pero yega un momento/a en que el cuento ya me deprime. Como los sempresarios se reúnan mañana con este Presid(ente) y monten el número de murtimensajes/jas abstractos para las criaturas , sin perspectiva de futuro, me ban a oir, es que me van a oir, leshe ya.
Un saludo y espero que este Cuaderno /a sea a partir de ahora el fundador de la innovasión argumentaria, de verdá, yo es que me pongo ya malísima con la reiterasión, de verdá, y sólo me sarva mi Aurora Vargas:
“Marillo y con ojeras,
marillo y con ojeras,
no preguntarle qué tiene,
que está queriendo de veras”.
Esta que lo es, Conshi.
Veo que el Cuaderno ha perdido cotidianeidad y me lo explico apliacndo mis propias razones personales. Si una inopinada plaga pandémica coexiste con una economía en crisis, grave y triste para mucha gente, y encima el clima político supuestamente democrático está plagado de mediocridad, estulticia, cara dura y carencia de todo proyecto trabajado y alentador en la economía, la cultura y la cotidianeidad , la verdad es que se te quitan las ganas de elucubrar, ya sea en serio o con ironía.
No es pesimismo, es conciencia de vivir momentos social y politicamente inanes. En mi opinión, la vulgarización de la vida política y cultural española empezó con el célebre Zapatero- un tiesto el menda-, y acaba con un fenómeno inmerecido, pringoso y vulgar como la Hipercoleta, La cosa tiene riles. No hay cultura del pacto. A no quiere pactar con B porque su asesor áulico le dice a A que si pacta propuestas válidas de B para qué va a votar la gente a A, votará a B. Y B se hace la misma cuenta.
Qué coraje me produce que sea la derecha la que tenga que venir siempre a limpiar los confesionarios, el altar mayor del IBEX y el cepillo para el culto ( el párroco). A ver si de una puñetera vez la izquierda y la derecha organizan la corrupción como es debido. Un pais sin una corrupción bien organizada cojea, desestabiliza sectores de producción, confunde y distorsiona a jueces y fiscales con tesis comparativas ocultas, multiplica el feminismo machista subvencionado y, sobre todo, alienta la posverdad en el consumo de jabugo. La mediocridad deprime, y eso es grave.
En la medioconfinación vuelvo a mis pensadores favoritos. Frank W. Shumpkader dejó dicho que “ volgstain under remigten krossaus inmodertem belicis procester Torra” , es decir, si eres prudente, ama siempre a Barbara Rey.
Estoy ingresada en una casa de curas muy buena que llevan las Hermanas Monterocalvistas sen Galapagarya porque leyendo el informe de 568 páginas der Fiscal proverbial buscafáctico der Tribunal Supremo de España y viendo la coleta asquerosa de una de nuestras sautoridades legalmente elegidas por la siudadanía legal sen unas elecsiones legales , me entraron unos calambres bifásicos sen el órgano primordial y unas fiebres tiroideas sen el oido deresho que paresian del Covid pero que me dise la Hermana Fuensanta: mira Conshi tranquilisadeté reina hemos sanalisado tus bragas si debes saber que en esta época la audisión y lectura de mensajería política está causando en la siudadanía lo que se conose sientíficamente como propensión al inodoro en primera instancia vertiginosa, con el efesto de unas meadas si unas deposisiones proverbiales, si por de tanto vas sa tomarte unas pastillas cura hombros si unos colirios santibloqueo que nos sa recomendado el Vaticano, no pagues simpuestos, recuerda que tienes tres so cuatro nasionalidades y ponle una querella a la Fiscal General del Estado sin fundamento ninguno a ver si algún fiscal humanista se la carga , y le digo Hermana Fuensanta grasias, esa manera suya de palpar la realidá me sana.Estoy ingresada en una casa de curas muy buena que llevan las Hermanas Monterocalvistas sen Galapagarya porque leyendo el informe de 568 páginas der Fiscal proverbial buscafáctico der Tribunal Supremo de España y viendo la coleta asquerosa de una de nuestras sautoridades legalmente elegidas por la siudadanía legal sen unas elecsiones legales , me entraron unos calambres bifásicos sen el órgano primordial y unas fiebres tiroideas sen el oido deresho que paresian del Covid pero que me dise la Hermana Fuensanta: mira Conshi tranquilisadeté reina hemos sanalisado tus bragas si debes saber que en esta época la audisión y lectura de mensajería política está causando en la siudadanía lo que se conose sientíficamente como propensión al inodoro en primera instancia vertiginosa, con el efesto de unas meadas si unas deposisiones proverbiales, si por de tanto vas sa tomarte unas pastillas cura hombros si unos colirios santibloqueo que nos sa recomendado el Vaticano, no pagues simpuestos, recuerda que tienes tres so cuatro nasionalidades y ponle una querella a la Fiscal General del Estado sin fundamento ninguno a ver si algún fiscal humanista se la carga , y le digo Hermana Fuensanta grasias, esa manera suya de palpar la realidá me sana.Estoy ingresada en una casa de curas muy buena que llevan las Hermanas Monterocalvistas sen Galapagarya porque leyendo el informe de 568 páginas der Fiscal proverbial buscafáctico der Tribunal Supremo de España y viendo la coleta asquerosa de una de nuestras sautoridades legalmente elegidas por la siudadanía legal sen unas elecsiones legales , me entraron unos calambres bifásicos sen el órgano primordial y unas fiebres tiroideas sen el oido deresho que paresian del Covid pero que me dise la Hermana Fuensanta: mira Conshi tranquilisadeté reina hemos sanalisado tus bragas si debes saber que en esta época la audisión y lectura de mensajería política está causando en la siudadanía lo que se conose sientíficamente como propensión al inodoro en primera instancia vertiginosa, con el efesto de unas meadas si unas deposisiones proverbiales, si por de tanto vas sa tomarte unas pastillas cura hombros si unos colirios santibloqueo que nos sa recomendado el Vaticano, no pagues simpuestos, recuerda que tienes tres so cuatro nasionalidades y ponle una querella a la Fiscal General del Estado sin fundamento ninguno a ver si algún fiscal humanista se la carga , y le digo Hermana Fuensanta grasias, esa manera suya de palpar la realidá me sana.