Carmen Chacón: sí, claro que sí, la gran imagen es aquel "mande firmes" y aquella revista de tropas. Incluso quienes asocian ejército con machotonería tuvieron que callarse un rato, antes de empezar con los chistes. Y como creo que no había Twitter (o lo usaban sólo algunos frikis), esa fue la imagen guardada en el álbum, y no los comentarios "a pie de página", que quedaron en anécdota caduca. Por ejemplo, aquel comentario despreciativo que oí en la barra de un bar: "esa es una chacha". Lo que quería decir aquel hombre, supongo, es que los políticos emergentes de aquel socialismo de Zapatero tenían muy poca "categoría". Sobre todo las mujeres (Solbes los tranquilizaba, Rubalcaba los indignaba, de Moratinos desconfiaban, pero a ellos sí los consideraban). Yo recuerdo que en aquellos tiempos lo que me gustaba de Zapatero es que no buscaba la complicidad con la tabla de abdominales, como su antecesor, sino con gestos débiles, y por tanto aplaudí aquella revista de tropas de Carmen Chacón, la "chacha".
Luego Chacón se atrevió a enfrentarse a Rubalcaba y se postuló como secretaria general del PSOE. Enfrente tuvo a un gran político, pero también a un hábil contador de votos. Un sábado por la mañana se iba a celebrar la votación en el Congreso Federal en Sevilla, después de oír a los dos candidatos. El de Rubalcaba fue severo en las formas; el de Chacón fue barroco y con un punto pasado de emoción que en ocasiones rozó el ridículo: "va a perder", me dije, mientras la oía. Perdió por 22 votos, y recuerdo que no sabía si alegrarme o no: Rubalcaba me parecía un político inteligente, con gran experiencia, y capaz como pocos de enfrentarse dialécticamente a los populares, pero me gustaba más la parte del partido que (intuía) apoyaba a Chacón.
Perdió y, que se sepa, no se quejó. Ni pidió rendir cuentas cuando el PSOE se descalabró con Rubalcaba al frente. Se fue a seguir formándose no sé dónde, quién sabe con qué intenciones: quizás, como alguien dijo, para que al volver, unos años después, pareciese nueva.
Se la vio asomar desde un segundo plano, le preguntaron si se presentaría a las primarias que ganó Pedro Sánchez, pero ya nunca fue percibida como candidata a nada, ni siquiera en Cataluña. En el acto de puesta de largo de Susana Díaz, hace unos días, allí estaba ella, junto a Rubalcaba, alineada disciplinadamente con la parte del partido que la había derrotado. Los de ayer y hoy han sido sus últimos titulares, tan inesperados. Por fin una unanimidad: ha sido una pena.
Dejando atrás su solvencia o no de contenidos, fue una gran luchadora y yo sé qué es convivir con una grave enfermedad toda la vida sin que se note, y ejerciendo además tus roles con absoluta normalidad. Para ella un largo adiós y a modo de la despedida de los clásicos, que le sea leve la tierra….
1.- Perdona mi hipersensibilidad con todo lo que afecta a la variedad lingüística de España, pero la fallecida Sra. Chacón no se llamaba “Carmen”, como de la Merimée, sino “Carme”, que es, ciertamente, la forma catalana del mismo antropónimo, pero que no hay ninguna necesidad de traducir al castellano cuando es perfectamente pronunciable y entendible.
“Carme” era, además, su nombre oficial, como figura en el BOE en sus decretos de nombramiento como Ministra de Vivienda, primero y de Defensa, después.
Si a la alcaldesa de París nadie la llama en España “Ana Hidalgo”, por muy de San Fernando que fueran sus padres, y aunque ella misma naciera allí, conservando la grafía francesa “Anne”, no veo la necesidad de acudir a un exónimo castellano cuando de nombres de pila catalanes se trata, lo que además se presta a ser entendido desde allí como centralismo españolista, cuando menos lingüístico, lo que ya doy por sentado que no es tu intención.
Las vascas tienen en esto más suerte, porque muy poca gente fuera de Euskadi conoce la traducción al castellano de los endónimos euskeras, aunque la mayoría los tienen. A nadie se le ha ocurrido llamar “Paloma” a Uxue Barcos, “Magdalena” a Maialen Chourraut, ni “Purificación” (o “Inmaculada”) a Garbiñe Muguruza.
2.- Sin meterme en sutilezas internas (que requerirían un máster en PSOE, disciplina difícil donde las haya), debo recordarte, en relación con la alusión que haces en el último párrafo de la entrada, que Susana Díaz (y con ella el PSOE andaluz en bloque, claro) apoyó la candidatura a la Secretaría General de Carme Chacón frente a la de Rubalcaba, como también apoyó la de Pedro Sánchez frente a la de Eduardo Madina…y los tres estaban ahora en el acto de apoyo a Susana Díaz frente a Sánchez. La interpretación de este fenómeno de convergencia de los opuestos la dejo al criterio del lector. Mi opinión particular es que muchos socialistas veteranos prefieren el riesgo de morir por consunción con Susana Díaz que el de hacerlo igualmente, pero por escisión y absorción con Pedro Sánchez. Yo ni quito ni pongo rey, por razones que tú bien conoces.