La palabra ha hecho fortuna. Seguro que quien ha leído el título de este artículo no ha pensado en la playa, sino en una ONG. El lenguaje es importante, y el discurso de desmantelamiento asociativo se ha apuntado una victoria: la de la palabra "chiringuito". Pero lo que hay por debajo del discurso sobre los "chiringuitos" no es exactamente una intención de acabar con las asociaciones subvencionadas. No es el discurso liberal de la reducción del Estado, sino una batalla ideológica.
Dicen "chiringuito", y pensamos en una estructura ineficiente que recibe dinero público y no ofrece rentabilidad social. Una estructura asociativa subvencionada que da sustento a sus gestores: un observatorio, un centro de ayuda o asesoramiento, una ONG cuyos fines sean el cuidado del medio ambiente, la atención a las víctimas de maltrato machista, la memoria histórica, la acogida a inmigrantes en situación de necesidad, la solidaridad en entornos de pobreza periurbana, una asociación de colectivos LGTB, etc. "Acabaremos con los chiringuitos", es decir, "dejaremos de perder dinero en tonterías" de las que sólo se benefician personas que no saben trabajar, apesebradas, que viven del cuento propio y ajeno.
Pero no, no es de eficiencia ni de ahorro de lo que hablan. No están contra el asociacionismo, ni contra las subvenciones. Ni siquiera es, estoy seguro, un discurso contra la solidaridad: se trata más bien de discriminación ideológica. Llaman chiringuito a las estructuras asociativas que reciben subvención pública y se dedican a cosas que les parecen inútiles. Cuando hablan de "chiringuitos" se están refiriendo a "los otros". A los que no les gustan, pero no por "cómo funcionan", sino por "a qué se dedican". El término no hace insolidario a quien lo utiliza, porque salvo cuatro extremistas de la aniquilación de cualquier política de fomento, no les parece mal que se bonifique fiscalmente una donación solidaria ni que se subvencione, qué digo yo, una asociación de lucha contra el cáncer, o de padres de hijos discapacitados, o un colegio concertado. Las alarmas sólo se encienden si no creen en las causas que se defienden. Es un rechazo (en ocasiones incluso una fobia) a ideas, no a la idea en sí del fomento público de fines de interés social. Es una pelea por el sentido de la expresión "interés social". Y han conseguido que la palabra "chiringuito" lleve incorporada una connotación ideológica que ni siquiera tienen que pronunciar. ¿Sí, o no?
Un partido, o cualquier ciudadano, tiene derecho a distinguir, a seleccionar, a poner condiciones, a vigilar y controlar a las organizaciones a las que se les concedan fondos públicos. Naturalmente. Ni todo es subvencionable, ni las subvenciones pueden ser un dinero a fondo perdido. No creo que esto lo ponga nadie en duda. Lo terrible, lo injusto, lo imperdonable, es extender la sospecha sobre el entramado de un movimiento asociativo que en España es demasiado endeble, y hacerlo como mensaje contra causas en las que simplemente no se cree. Si lo que estuvieran pidiendo fuese transparencia y rendición de cuentas, me entrego a esa reclamación. Pero pienso que no es eso. Pienso que es sectarismo. Sería más honesto decir "vamos a subvencionar esto sí, pero esto no", que decir "iremos contra los chiringuitos". La transparencia es exigible a las asociaciones, pero también a los políticos, y la expresión "chiringuitos" es opaca si no se dice con claridad a qué, es decir, a cuáles, se están refiriendo.
La sociedad civil no es sólo la suma de individuos frente al televisor. El fomento del asociacionismo plural (es decir, también el de los otros), y las estructuras de participación social son un buen antídoto contra... ¡el populismo!
¡MON DIEU!…
¿Qué peut-être «un Chiringuito»?
«Chiringuito» no es más que la versión playera post constitucionalista–78 del viejo «clientelismo» romano.
En el viejo régimen franquista no se hablaba de clientelismo porque Iglesia, oligarquía y caciquismo cubrían bien el espectro de reparto de los presupuestos del régimen.
El «cliente» era uno de los fundamentos más sólidos del franquismo. De hecho, todo funcionario, con o sin oposiciones, era cliente del régimen. Lo contrario era inconcebible.
Con el constitucionalismo del 78 los acomodados de la red clientelar «transitada» vieron cómo crecía la red clientelar de los nuevos «patronus» de la «democracia»…
Pronto vieron, con envidia, cómo florecían los campus del socialismus con trajes de corte y confección marca Marx, Keynes, … y Escuela de Chicago (o socialismo neoliberal).
El modelo era el mismo, solo que la clientela había cambiado de barrio, en parte porque había que renovar la clientela casposa, y en parte porque tras 40 años de Franco, nuestra meritocracia era francamente raquítica.
Tan raquítica como las ideologías políticas donde el pobre era tan «de izquierdas» como el acomodado era de «derechas» made in Fraga, y los del medio (los «listos») iban siempre al grano uniendo la oferta con la demanda… (los pragmáticos del felipismo).
Y estos eran los que siempre estaban en el chiringuito con los espetos, la cervecita y la visa oficial en perpetuum alternancia… burbujas mil.
Resulta curiosa la llamativa parcialidad del analista del balcón enfocando el término con las mismas lentes de su creación más lepidóptera… Esa mariposa de rebote que con tanto efecto fotovoltáico sólo ve chiringuitos en los «sub–diti» de pesebre mientras mariposea a gusto en los jardines del sacro clientelismo celeste de los serafines, los querubines y los tronos del imperio neocatecumenal de los «sub-diti» perfeccionables.
Pero visto lo visto del antiguo régimen claro que todo es subvencionable y a fondo «visto y no visto» (es decir; perdido)…
Es la tradición de lo conveniente en una economía que no crea desarrollo, sino que conserva la costumbre de la sana purificación mediante el expolio por exclusión del banquete eucarístico.
Lo terrible, lo injusto y lo imperdonable, no es la sospecha, sino la certeza del imperio de la desigualdad.
En la desigualdad no hay objetividad, ni conocimiento, ni justicia. Todo es conveniencia, y la más perfecta adaptación es el clientelismo.
Nada más incierto que afirmar que el movimiento asociativo en España sea «endeble» en grado de «demasiado»… ¡Mon Dieu!… ¿En qué planeta víve?… ¡Está negando el mundo!
¿Acaso Open Arms es un chiringuito?
¡Céntrese!
¿Populismo?… ¿Quién dice populismo?
¿Qué es populismo?
¡Mulgere Hircum!
Suyo afectísimo Aramis
Hay un chiringuito en la Gran Vía de Madrid encubierto bajo un despacho de Abogados ( “ Automática Ex Lege, Abogados Asociados “ ) que cobra 2 millones de euros /año por asesorar a la inteligencia política española, mayormente a la socialista. Sus dos últimos inventos han sido presionar al Supremo para que asesorara jurídicamente a la gran Batet y para que considere muy mucho que una sentencia condenatoria para los rebeldes catalanes sería muy mal aceptada por los catalanes, no sería conciliadora con los catalanes y los catalanes se enfadarían muchísimo, como es lógico ¿no? , impidiendo un diálogo fructífero con los catalanes, con lo dialogantes que son los catalanes. No hay más alternativa que la absolución del delincuente, porque si condenas, eres un antidialogador supremo, un judicializador de la política.
Personalmente, soy partidario de los chiringuitos, es decir, de la venta de talento para políticos mediocres, estúpidos y osados, por la misma razón que debe haber Cooperativas de aceitunas para control de calidades en un producto esencial para la economía española. Véase al legendario Pedro Arriola, gurú del PP.
Una de las ideas-argumentarios más brillantes de los últimos cuarenta años, que va a propiciar una nueva época progresiente política, social y económica en España, es aquélla de que la derecha es de derechas ( ¿ comprendeis ?), es decir, no es de izquierdas, y que sólo sabe crispar y crispar y crispar, y que la izquierda viene a descrispar, sin que de ninguna manera constituya una crispación, ad exemplum, que Iglesias quiera los Ministerios de Fomento, Hacienda y Empleo.
Pedro Sánchez Pérez Gómez Alvarez Jiménez va a ser el lider político de España en los próximos 15 años, y el chiringuito Automática Ex Lege se hará rico con esa su sola y genial idea: la derecha es de derechas, en este caso triderechizada. Escuchadme bien: dentro de 15 años, Automática tendrá en negro una red de clínicas dentales, otra de estaciones de servicio, otra de sociedades gibraltareñas ex-brexit para inversiones inmobiliarias en la Castilla despoblacionada y otra de parafarmacia a domicilio, todo ello financiado con suvbenciones izquierdizantes públicas heteronómicas pro servicios sociales.
Pienso en gente joven, preparada y magnífica de este pais, incluido mi entorno familiar, y me digo a mi mismo: uf, que en cada patio grotesco haya como mínimo un Marchena que razone.
Ya sabeis lo que decía Descartes ( “El Discurso del Método ”): “ Askatu be goiko enechea batuta eta Eskatu” : “ Si me provocas, limpio el suelo que pisas con detergente nacional “.
Bien, entonces la coalición es necesaria por razones obvias, porque si nosotros y nosotras convalidamos la escenificación de una heterogeneidad politica aunada por un programa universal, el resultado es el progreso unificado de estratos sociales preteridos por la derecha, purificación de segmentos segmentas de anquilosados sectores de ultramarinos no acogidos a la idea de la magnificiencia del bien común, de manera que ellos y ellas pervierten la economicidad predicada por un sindicalismo autóctono de trayectoria no penal , y entonces nosotros y nosotras debemos empoderarnos y poner en entredicho y entredicha toda una amalgama de sectores productivos de innecesariedad hiperbólica, captando chóferes de Bárcenas para la seguridad del Estado que queremos compartir con Pedro Sánchez Perez Gómes Jiménez, un socialista escabroso cuya escabrociencia consiste en publicar memorias ostentando el cargo de majadero en funciones sostenidas por una madurez no aceptada por Maduro. En definitiva, nosotros y nosotras planteamos la necesariedad de una inminencia de la inteligencia robótica, con impuestos acrobáticos y tesis doctorales apócrifas sobre si la Monarquía es una República de derechas con carácter hereditario fiscalmente exento, y por ello nosotras y nosotros somos partidarios / as de la nacionalización del circo, de la paella inglesa, del talco beige y de los escaños situados a la izquierda de los aseos de señoras en el Congreso, a ver si ya es posible la igualdad mee/ too entre catalanes y siameses apócrifos. Benedicat vos omnipotens deus, ciudadanos/nas.
( Consejo Protociudadano Estatal de El Corte Inglés Nosotras No Podemos Pero Verás Cómo Podremos)