Cualquier día a mitad de enero. Una mañana de domingo y lluvia que ya no tiene nada de año nuevo, porque el tiempo vuelve a medirse en semanas. Una tarde de invierno lejos de todo atisbo de primavera, con nubes bajas y frío de nieve asediando la ciudad apagada. Árboles que parecen esquemas enloquecidos, colores descoloridos, sin más brillo que el de la humedad del asfalto, y un sol roto allá lejos, sin dibujo, como si hubiese quedado esparcido en una luz impotente, sin focos ni reflejos, sin presencia. Luego, de pronto, una noche de niebla y silencio, porque la ciudad duerme esperando el lunes.
Tiempo ordinario, en medio del invierno, sin fechas marcadas en rojo, lejos de todo lo que pone nombre a las semanas. Cuarteles de invierno ensimismados. Y suena Richard Hawley: "The sun refused to shine"
by Ernesto L. Mena
by Agustín Ruiz Robledo
by Maria Ppilar Larraona