Unanimidad en la condena del autobús de "Hazte Oír" con su compaña contra la transexualidad. El Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid, el Ministerio de Asuntos Sociales, el portavoz parlamentario del Grupo Popular, el Ayuntamiento de Barcelona y el de Vitoria... Diversos servicios jurídicos están estudiando si constituye un delito de odio. Incluso parece que el Ministerio Fiscal lo está analizando, y me temo lo peor en vista de los precedentes.
Pero doy por segura una primera conclusión: Hazte Oír ha ganado. Una campaña que podría haber acabado hundida en el ridículo más espantoso, con su faldita y sus coletas y sus penes y vulvas, ha llegado a las primeras páginas de los periódicos, y seguramente durante un par de mañanas será objeto de comentario en todas las tertulias radiofónicas y televisivas. Una memez superlativa procedente de un grupo marginal (porque se sitúa en los márgenes ideológicos de la sociedad española) ha sido tocada por los dioses, y se ha situado en el centro de la polémica. Ya no sólo va a circular patéticamente por algunas calles de alguna ciudad, sino que va a transitar todas las ondas y rotativos. Pagarán encantados la multa por infracción de los reglamentos municipales sobre "publicidad" móvil, porque la inversión les ha dado ciento por uno. No tengo duda de que Hazte Oír se ha hecho oír, que es lo que pretendía: enhorabuena a los diseñadores de esa campaña, que ha sabido activar los resortes de una exageradísima reacción a algo que no pasa de ser (en mi opinión) una provocativa estupidez. Hasta los niños transexuales de la última aldea de Lugo han visto el autobús.
¿De verdad no somos capaces de convivir con los eructos de la marginalidad ideológica? ¿Se puede prohibir lo simplemente ridículo? ¿Cree alguien que ese autobús de Petete que habla de niños con pene y pantalón y niñas con vulva, coletas y falda, da la talla como para ser calificado como "discurso del odio"? ¿Puede alguien ofenderse (no digo hacerse el ofendido, sino ofenderse) porque un grupo de dicharacheros pijo-ñoño-religiosos (seguro que ellos me perdonarán la caricatura) planteen esa batalla tan tonta contra el hecho de la transexualidad y quieran hacernos creer que creen que los niños transexuales los son porque están engañados? No sería mejor que nos riéramos (o no) como nos reímos (o no) con una portada de El Jueves (seguro que este semanario me perdonará la comparación)? ¿Merece algo tan ridículo el regalo de una condena tan unánime y exagerada o una prohibición?
Dejen, por favor, que ese autobús circule mientras tenga gasolina y puedan pagar el alquiler. Sigan trabajando por la dignidad de los transexuales. Permitan que se exhiba la idiotez para que aprendamos a distinguirla. Aprendamos a convivir con el ruido, con la blasfemia, con una religión vestida con un abrigo de Loden (¿se acuerdan? sí, aquellos abrigos verdes de los años 70), con los chistes imbéciles, con el mal gusto y con el carlismo si es necesario. Mucho peores son las ondas electromagnéticas y los malos olores, y a eso no le ponemos remedio: desde antiguo, el derecho a que el entorno se parezca a lo que a uno no le molesta está limitado, en las relaciones de vecindad, por un necesario umbral de tolerancia. Estoy harto, muy harto, de nuestra falta de naturalidad y de nuestro afán por escandalizarnos. Esa gente de Hazte Oír piensa que el pene y la vulva es todo lo que hay, y creen que el ambiente induce a confusión a los chicos y las chicas y les tuercen el camino, y quieren prevenirlos del engaño. ¿Y qué? También conozco gente que se cree y dice que venimos directamente del barro sin pasar por el mono, que no hay cambio climático, que la pena de muerte acabaría con la delincuencia, que todos los curas son pederastas o que su abuelo llegó a los 95 porque fumaba.
Soy consciente del drama interno que viven los niños que nacen con pene pero se sienten mujer, o con vulva pero se sienten hombres, y del ambiente de incomprensión absoluta con que se topan en el colegio, en su familia o en su grupo de amigos. Hemos avanzado en la legislación y en la educación para dar relevancia al componente psicológico de la sexualidad y proteger el derecho de autodeterminación de la identidad sexual como un aspecto más de la dignidad de la persona. Pero dejemos que la gente eructe en la calle sus obsesiones. No elevemos un pedo a la categoría de discurso del odio. La dignidad de los chicos transexuales no se protege prohibiendo la ridiculez. Seamos más exigentes y no nos engañemos en batallas que sólo consiguen elevar el exponente del ridículo. A cada uno lo suyo, y a Hazte Oír dejémoslos solos con su libertad de expresión, que ya es suficiente condena cuando lo que se expresa es que quienes nazcan con vulva tengan que vestir falda y peinar coletas.
No entiendo a que viene este tema circense ,esta gente no sabe el drama que implica haber nacido un niño intersexo,yo lo he visto algunos caso u se operaba a temprana edad sin que esa niño opinase por eso se decidió esperar con ayuda de sicólogos a la evolución del niño-niña.
opino que la iglesia sigue opinando sobre temas científicos que no les incumbe,hasta me parece un rechazo cruel por no poner la palabra adecuada.
Los jueces se les sigue agobiando con trabajos de chiste cuando hay tanto que dictamina
En Holanda en las jugueterías hay carteles que ponen ” NO HAY JUGUETES DIFERENTES PARA NIÑOS NIÑAS”
Todo iba bien hasta la tontuna electromagnética. Vive usted en un colosal imán, señor mío.
Solo puedo decir “Bravo”. Seguimos amplificando tan ridículos y patéticos panfletos cuando el mundo se desangra por las costuras. No hay más ciego que el que no quiere ver.
Estoy de acuerdo en que darle hiperpublicidad a un estúpido o elevar un pedo a la categoría de premio Goya es absurdo. Pero, como siempre, la sociedad vive paradojas, y lo importante es eliminarlas en lo posible.
Resulta que tu coges a todo un elenco de progresía y te dice que Rajoy es una estatua plasmática que con su silencio y pasividad ante el problema catalán, ha aumentado en un 45% la clientela secesionista. Pues no, queridos antiplásmáticos. Si Rajoy o el Gobierno de España saliera al quite diariamente para contradecir las estupideces, los pedos dialécticos, o las simples argumentaciones antijurídicas de los nacionalistas, caeríamos en un error mayúsculo, en una feria escatológica y de contraargumentaciones para deleite de partidos, televisiones, you tubes y diarios on line variados. Cuestión distinta, claro está, es que cuando se produzca la aprobación parlamentaria de la “desconexión” , la aplicación del artículo 155 de la CE sea inmediata.
Magnificamente expresado, por fin alguien se expresa con sensatez. Una pena que seamos una minoría tan minoritaria los que así opinamos.
Estoy convencido de que éste texto lo ha escrito un transexual acomplejado y ridículo. Según tengo entendido en España hay libertad de expresión, o no, lo que está claro es que esta banda de Mariquitas, lesbianas, transexuales y otros enfermos patológicos que están rayando la locura, recién Salidos del armario de los ratones coloraos, se creen en el derecho de juzgar a un grupo de personas españolas que intentan hacer uso de su libre expresión. ¿Por qué no aceptáis la realidad de que con vuestra verborrea no vais a cambiar nada?
El orgullo gay puede pasearse por todas las capitales españolas y además tienen subvención del Estado. Pero si un autobús sale a la calle a expresar su opinión, entonces se le retiene, se le juzga, y si un juez homosexual juzga este caso seguro que lo meten en la cárcel. En España a lo blanco lo llaman negro. Pues que os aproveche ratones colorados.
Antonio Llorente, quien quiera que seas, machote, déjame que te diga que no he eliminado tu comentario y lo dejo aquí para siempre porque me parece un magnífico ejemplo no ya de boca sucia (eso es demasiado evidente y no merece la pena señalarlo), sino sobre todo de ojos sucios. Es probable que no lo entiendas, pero otra mucha gente sí lo entiende.
No te preocupes, MIguel, me dicen sus vecinos que este machote Antonio Llorente es uno que no paga los gastos de comunidad de su edificio porque dice que son antidemocráticos , y que vende tabaco de contrabando en Algeciras porque dice que los monopolios españoles le molestan. Tiene una orden de alejamiento de Mercadona porque dice él no paga lo que coge de las estanterías porque no pone más ricos a los capitalistas, y está en tratamiento en Cáritas Diocesana porque una mujer le dijo un dia que era francamente tonto, la verdad, y eso le duele horrores.
Ni caso.
Muy bien, Miguel. Me encanta ver que sigues dando en el clavo y que seguimos estando en sintonía: el follón mediático ha hecho más por “Hazte Oír” de lo que nunca habría conseguido su autobús.