Enero tiene treinta y un días, pero es el mes más corto, porque los seis o siete primeros no cuentan. El verdadero enero comienza ahora, torcida la esquina de los Reyes y encarados al lóbrego aire de invierno y de la cotidianidad recobrada. Es ahora cuando podemos calibrar hasta qué punto nos gusta lo que hacemos, dónde estamos, quiénes somos, después de los días-extra de propósitos, de balances, de comidas y de mensajes de WhatsApp.
Ahora toca disfrutar el invierno, ya traiga días soleados, lluvias o nieves. Abrimos la agenda flamante y las semanas recuperan una fisonomía de normalidad, sin salpicaduras en rojo. El trabajo, los ratos en casa, los itinerarios habituales, gestiones que quedaron sin hacer hace un mes, y esos otros empeños más duraderos (los que requieren meses o años) que ahora encontrarán espacios para avanzar.
Que acaben pronto las devoluciones y las rebajas, que se calmen las calles, que el invierno tome asiento (he visto ya algunas flores confundidas por los días soleados de navidad), que pasemos frío y vivamos un tiempo sin estar pendientes del calendario, para que un día, sin buscarlo, nos demos cuenta de que febrero ya quiere acabarse, de que los días ya no son tan cortos, y de que la primavera está a punto de volver a empezar. Pero sin prisas, porque este concreto invierno nunca volveremos a vivirlo. Suerte y feliz invierno.
No tenga prisa, Miguel, no añore aquello que la tradición, a su pesar, pero para júbilo de una inmensa mayoría que le rodea, regala como premio a la eficiencia humana. El invierno está muy bien, tanto de fiesta como laboral, de día o de noche. ¡Qué bobada es esa de que “el verdadero” enero comienza tras las fiestas! -Nunca jamás en toda la Historia de la Humanidad, se ha conseguido mayor eficiencia productiva. ¿Qué es eso de cargar contra la fiesta del descanso? ¿Acaso le obligan? -Corríjase, Miguel, sus temores están dentro de usted. Llegados a este punto de eficiencia, lo que corresponde es repartir bien, sobre todo la riqueza.
Me doy un año de plazo para entender su comentario, Donato.
Miguel , Donato es sun claro partdiarianense de Don Antonio Machado y su conosido pensamiento lógico:
En preguntar lo que sabes
el tiempo no has de perder,
y a preguntas sin respuesta
¿ quién te podrá responder?
Felis senero, Miguel y asomadores múltiples, y tened siempre en cuenta que Enero es deliberadamenrte duro para que en primavera seamos capàses de soportar el olor a azahar.