¿Y si cada uno pudiera descubrir, de pronto, que estaba equivocado? ¿Y si de repente uno se topase con el cartón del escenario que nos había envuelto hasta entonces, igual que le ocurrió a Truman, el del "Show de Truman"? ¿Y si al llegar el próximo cumpleaños de cada uno nos hicieran saber algo fabuloso, insospechado, que sólo pueden saber los que han cumplido esa edad, con compromiso absoluto de callarlo a los más jóvenes (por ejemplo, que los Reyes Magos sí existen, o que juntando a la hora del alba dos dedos de la mano izquierda con uno de la derecha y otro de cualquiera de los pies, uno puede parar el tiempo todo el rato que quiera?) ¿Y si todo el mundo supiese una verdad que yo ignoro por un cúmulo de inverosímil de casualidades que sólo en mí concurren, sin yo saberlo?
Tenemos demasiadas evidencias de que nuestros métodos de conocer la verdad conducen generalmente a medias verdades, pero nos cobija la impresión de que es una media verdad compartida por media humanidad, y eso parece suficiente para conformarnos con ella. ¿No habrá mentiras que sólo hemos creído cada uno de nosotros, atribuyéndolas, por una cadena de malentendidos, a científicos, filósofos y amigos?
La verdad, la verdad alcanzable, no es más que cada pequeño descubrimiento que nos permite superar falsos escenarios y escapar hacia otro más amplio, que no dejará de ser otro escenario. El drama es que cada pantalla que se rasga nos conduce a otra pantalla, cuyos límites de cartón tardamos en descubrir. Y la tragedia es que en demasiadas estaciones de paso nos hemos aquietado ya, como si hubiésemos llegado a la terrible conclusión de que la próxima estación no está más cerca del mejor destino posible que la que no queremos abandonar.
Uy! qué profundo estás hoy, no sé si he entendido del todo, tendré que releerlo mañana.
bss
¿molesto?
¡Que gran fraude la vida!
¿Molestar, pazzos? ¿Como va a molestar quien se asoma donde lo están llamando?
¿Fraude? Unos días se piensa eso, otros lo contrario.
Me acabo de acordar, que cuando era pequeña y quería imaginarme cómo era el cielo, pensaba en un sitio en el que podría saber todas las verdades y entender todo lo que no entendía.
Luego ya me he ido dando cuenta de que hay cosas que no pueden ser.
Curioso, claudia, que cuando hablamos de la verdad nos acordemos del cielo. Como si la verdad fuese la última estación. Cuando la verdad es el tren que la busca…
La historia interminable… me encanta.