ETA en su laberinto.

"Permanente", pero no definitivo. "General", pero no total. "Verificable", pero sin entrega. "Compromiso", pero con condiciones. Se han equivocado. Lo único útil que, para sus propios objetivos, puede hacer ETA, es decir a lo grande que quiere convertirse en un partido político para recabar fuerza democrática al servicio de la independencia vasca, y proponer conversaciones para organizar la entrega de armas a cambio de ciertas iniciativas de reconciliación social compatibles con la ley vigente. Esto sería fácil, no requeriría palabras tan medidas, tan confusas. Bastaría con exhibir una escueta Acta de disolución como  organización terrorista, es decir, como maquinaria dispuesta para extorsionar y matar, y mostrar un mapa con información sobre sus arsenales de armamento.

Pienso que la tragedia es que ETA y su poder residual está en manos de chavalotes que ni siquiera saben rendirse con un último gesto de grandeza. En vez de arañar pizcas de protagonismo retórico en su  laberinto  de palabras desde detrás de unas capuchas, podrían haber elegido la puerta grande de la política, que es donde les estamos esperando desde hace tiempo para combatir sus objetivos políticos sin tener que usar acorazados, ni chalecos protectores, ni leyes de excepción. Qué cansancio...