En 2014 se hablará de Europa. Habrá elecciones europeas, que ya preocupan a los partidos, más que nada como una antesala de próximas citas electorales internas. Pero temo que se siga malversando la idea de Europa. Unos acumularán quintales métricos de retórica. Otros subrayarán palabras romas como "euro", "subvención", "consumidores", "competencia". Y no pocos intentarán convencernos de que Europa es un artefacto al servicio de los mercados por la que no merece la pena luchar. Por no hablar del cutre discurso antieuropeo de los nacionalismos de extrema derecha.
Qué importante sería que tuviéramos conciencia de que las instituciones europeas no son nada sin una "idea de Europa". Sin un orgullo europeo. Sin la conciencia de la historia europea, es decir, de "las inmensidades del pasado europeo" que se percibe en los nombres de las calles y las plazas de nuestras ciudades: nombres de estadistas, de reyes, de poetas, artistas, compositores, científicos, filósofos, escritores, pero también de placas e inscripciones que conmemoran matanzas, torturas, ejecuciones, "monumentos conmemorativos del asesinato individual y colectivo". A diferencia de Estados Unidos, cuya ideología es "la del amanecer y la futuridad", donde las calles se llaman, hasta el infinito, "Pine, Maple, Oak o Willow" (Pino, Arce, Roble, Sauce). Quien lo dice es George Steiner, en "La idea de Europa" una conferencia pronunciada en el Nexus Institute y editada por Siruela en 2005 con prólogos de Vargas Llosa y Rob Riemen, que el azar ha extraído de mi estantería y ha puesto en mis manos esta mañana de sol de enero.
Pero qué azar más oportuno. Recomiendo con énfasis su lectura en la antesala de un año en el que se hablará de Europa sin una "idea de Europa". "Europa" no tiene sentido si no es como resultado de un pasado fértil y como defensa de una manera de ser de la humanidad que hoy está en peligro. No todo lo que dice Steiner lo subrayo con entusiasmo, pero todo me hace pensar y apreciar mi "nacionalidad" europea. Porque de eso se trata: Europa es nación, una nación grande dentro de ese sistema de círculos concéntricos que es la identidad cultural y la identidad política. Europa es una pasado compartido. Una nación, diría Steiner, "compuesta de cafés", como espacios tan diferentes de los bares americanos, porque los cafés son "un lugar para la cita y la conspiración, para el debate intelectual y para el cotilleo, para el flâneur y para el poeta o el metafísico con el cuaderno". Pero una nación amenazada por "los odios étnicos, los nacionalismos chovinistas y las reivindicaciones nacionalistas". Aunque Steiner reivindica la radical y minimalista diversidad lingüística, cultural y social del mapa del espíritu europeo "escindido y a menudo ridículamente causante de divisiones", y alerta de manera clarividente sobre cuál es el peligro: "No hay nada que amenace a Europa más radicalmente -'en las raíces'- que la detergente marea de lo angloamericano, una marea que aumenta geométricamente, y los valores uniformes y la imagen del mundo que ese 'esperanto' devorador trae consigo. El ordenador, la cultura del populismo y el mercado de masas hablan angloamericano desde los clubs nocturnos de Portugal hasta los emporios de comida rápida de Vladivostok. Europa, en verdad, perecerá si no lucha por sus lenguas, sus tradiciones locales y sus autonomías sociales. Si se olvida de que 'Dios está en el detalle".
No malversemos tanto como Europa nos ha puesto en la mochila. Europa necesita europeos. Que la palabra "europeo" siga siempre asociándose a Goethe, a Copérnico, a Cervantes, a Shakespeare y a Erasmo, a Marx y a Adam Smith, a San Ignacio y a Kant, a Atenas y a Roma. Toda una nación.
Y después de leer el post dos veces, cómo no buscar el libro de Steiner. Espero poder leerlo dentro de poco.
Saludos,
Patricia
Merece la pena. No debe costarte trabajo encontrarlo, porque han hecho ediciones posteriores.
No se podría decir mejor. Enhorabuena, Miguel.
La referencia de la "unidad en la diversidad" me trae a la memoria la cita del escritor portugués Miguel Torga: "lo universal es lo particular sin puertas".
Un abrazo de día de Reyes.
Nicolás
Lo dices tú, Nicolás, que eres "pura Europa". Universal desde lo local.
Esta semana ya lo tengo. Gracias,
Patricia