La tarde anterior, la víspera de la muerte de su único amigo, Ernesto abandonaba el hospital Torrecárdenas con espíritu amargo, como si el hígado hubiera reventado y todos los venenos acumulados hubiesen salpicado su alma al comprobar que Matías no había sido vencido del todo.
(De "La mano izquierda", novela inédita).
Hola Miguel ¡Intenso párrafo!
Saludos 🙂