Un sueño extraño, inquietante, que me ha dejado un regusto en esta mañana de domingo.
Salía de algún sitio. Quizás del sistema. Algo así como si hubiese terminado mi ciclo formativo. La escuela, el instituto, la universidad. Sí, tenía una situación de fin de ciclo, de irme (solo) de algún lugar donde había pasado mucho tiempo. Quién sabe si llevaba un diploma enrollado bajo el brazo. Giré en una esquina, avancé por un pasillo estrecho con luz tenue y marrón, y me puse delante de una puerta. Con seguridad era la puerta de un parvulario. La puerta del primer día de clase en la escuela, por la que se entraba al lugar del que yo salía. Se filtraba una línea de luz radiante por la rendija que hay entre la puerta cerrada y el suelo. Se escuchaba ruido de niños, y una seño. De pronto, un niño pequeño abre la puerta. "Me he olvidado el lápiz", dice el párvulo. Se lo dice a ese señor que soy yo, que se estaba yendo y se había parado un instante a mirar.
He cogido al niño y lo he abrazado. Lo he abrazado fuerte. "Es que me he dejado el lápiz", repite el niño, sin entender. Yo le estaba deseando suerte, le decía que me daba envidia, que todo le iba a ir muy bien. El niño se fue a buscar su lápiz y dejó la puerta entreabierta. Me asomé, y vi que, en efecto, era mi escuela, y que la seño era la seño de mi primer año.
He querido interpretar que ese niño era yo, pero creo que no; creo que era un niño cualquiera.
¿Algo que decir, doctor Freud, que vaya más allá de lo evidente?
Pues creo que Freud diria que es evidente que es domingo en Granada y lunes en Sidney y que entre esas dos evidencias hay otra mas evidente que seria la tercera evidencia y es que quien pierde el lápiz de párvulo lo encuentra ya de magistrado en el mismo sitio donde lo perdió… por eso el mundo es redondo y pasa todos los dias por el mismo sitio pues es evidente que da vueltas…
Mañana es evidente que es lunes…
Qué va, Aramis, es el sol el que da vueltas. Y los lápices ni se pierden ni se encuentran: somos nosotros los que nos perdemos y encontramos.
Pues entonces debo andar perdido en el planeta de los sin lápices que ni tiene Sol, ni da vueltas… sólo cumbres, praderas y abismos… No es plano, ni curvo; no tiene pasado, ni futuro. Sólo el presente da vueltas sin saber por qué. Tiene un Presidente y un Independiente… pero nadie encuentra el universo… ¡Eso si!… tiene una vitrina con un hierro dentro que dicen que es la memoria… pero no hay lápices ni bolígrafos…
Pero mañana es Lunes… En eso están todos de acuerdo… ¡Bueno; la mayoría!… ¡Hay jurisprudencia!
¿Mañana lunes? ¡Mientras no se cambie la convención del calendario!
Jajajaja… ¡Ves!… Te pillé….
Tú eres el del voto particular….
He leído ya, unas cuantas veces el bellísimo relato del niño que olvida su lápiz, las últimas casi susurrándolo hasta conseguir que se convierta en eco ; siendo mucho más bello ese ” Eco “, que mi voz .
Miguel, te escribo en esta tarde noche compostelana de tímida lluvia, largo tiempo esperada. El 3 fue mi cumpleaños, me ha gustado mucho tu relato, al igual que otros que te he leído, consigues emocionar. Sólo siento que estés demasiado lejos para poder compartir ideas y experiencias vitales. Un abrazo
Gracias Raquel. Y disfruta mucho de esa lluvia y de esa piedra mojada.