Dedico las últimas horas de la última mañana de trabajo a limpiar la mesa. Encuentro papeles urgentes de hace dos años perdidos en montones que vienen formando parte imperceptiblemente del mobiliario de mi despacho. A medida que la papelera se va llenando, mi alma se va aliviando. Clips, bolígrafos rotos, lápices sin punta, separadores arrugados, nóminas, tochos de asuntos a los que dediqué tanto tiempo en otoño, en invierno, en primavera y que ya son hoja caduca. Poco a poco va emergiendo el color verde de la superficie de la mesa despejada de hojarasca muerta. El humus es bueno para el campo, pero el trabajo requiere al menos un mes de completo barbecho, campos abiertos al sol y a las estrellas sin nada que dar y nada que recibir. Hasta que queda sólo el esqueleto: una lámpara de mesa, un escritorio de cuero, el teléfono, un cubo para boligrafos. No sé si el calendario también es esqueleto, pero por si acaso lo coloco en la mesa supletoria del ordenador, preparado ya para el mes de septiembre.
Van a dar las tres y me voy a casa, me voy al campo, me vuelvo al Miguel sin oficio, al Miguel del último verano de la carrera en que tenía que decidir qué quería que fuese el resto de mi vida. Me vuelvo a las novelas y a la charla sin reloj, a los días sin café, a las noches de caravanas de estrellas fugaces y de sentimientos, a la cerveza que te clava en el momento feliz del final del final de la tarde. Me vuelvo al embalse de tiempo estático de los primeros días de agosto, más próximos a los veranos de la infancia que al inminente mes de septiembre venidero. Viajo al espejismo de un tiempo aparte, fuera del tiempo. Dejo la mesa limpia para quedarme conmigo mismo, es decir, para quedarme con los que forman parte de mí mismo.
Os deseo un mes de agosto tan ancho y profundo como me lo deseo a mí mismo.
Creo que has hecho bien en relegar el calendario a lo supletorio, qué lindo el camino despejado.
¡Bien hecho! Felices vacaciones
Te envidio, mi mesa de trabajo es un desorden continuo que aunque sea despejado queda colgando en el subconsciente. Hay temas que siempre tengo pendientes ocupando un espacio que no quiero desangrar y que siguen dando vueltas en la noria de los días mientras intento descansar.
Felices días
Ancho y profundo, sí. Te deseo lo mismo. Un abrazo, Miguel.
Respira el alma a través de los sentidos.
" Gozar y no morirse de contento"…(Otro Miguel)
Un saludo con mi afecto