Mitt Romney, uno de los candidatos republicanos con posibilidades de ganar las primarias, prefiere el modelo americano al europeo. Dice que el primero fomenta la ambición y el riesgo, y el segundo, al que califica como socialista, la envidia y la dependencia. Sobre eso tendríamos que hablar: en Europa, parece, todos somos socialistas, porque el socialismo es el modelo. Es una manera de hablar, pero importa lo que hay por debajo: en Europa incluso la derecha participa de la premisa de que el Gobierno debe trabajar no sólo para la libertad, sino también para la igualdad, suministrando prestaciones (servicios públicos) a quienes no pueden obtenerlos por su trabajo y esfuerzo. Que yo sepa, hasta ahora, Merkel, Sarkozy, Monti, Cameron y Rajoy no ponen en duda las pensiones, la prestación por desempleo, la educación pública y la salud pública. Es decir, son socialistas...
Visto desde aquí, lo importante es saber si las ideas de Rommey son, en el fondo, asumidas por corrientes de opinión que sin embargo no tienen (¡todavía!) el valor de confesarlo, aunque promueven políticas que avanzan en esa dirección. Parecido a los nacionalistas, que quieren la independencia pero prefieren avanzar, de momento, en el concierto fiscal. ¿Hay agenda oculta en Gobiernos europeos convencidos de que nuestro Estado del bienestar se desbordó y degeneró en envidia/dependencia, anquilosando los resortes de la ambición? Tenemos que hablar de eso. Nos merecemos ese debate, ahora tan apagado por culpa de la magnífica excusa: la crisis.
Tengo la impresión de que una mayoría social ha acabado aceptando el dogma de que la "verdadera" salida de la crisis es el desmantelamiento paulatino del Estado del bienestar, porque el gasto público es el "problema". Tengo el temor de que lo primero será subir impuestos para cuadrar las cuentas, y que lo segundo será bajar los impuestos y seguir bajando las prestaciones públicas. La "ligereza" del Estado, para que cada cual se busque (ambiciosamente) las castañas, incrementando la productividad de las encinas.
No sé si Chacón o Rubalcaba, en España, sabrán defender que el modelo de la ambición es un fraude porque jamás las posiciones de partida son igualitarias. No sé si sabrán defender con lucidez que lo que ha causado la crisis no ha sido la defensa fuerte de los derechos, sino la ambición de quienes han acumulado poder en los mercados. Que el problema está más en los bancos y en la bolsa que en los gobiernos. La ambición del emprendedor es buena para generar empleo, pero las políticas convencidas de igualdad son imprescindibles para construir y mantener un concepto de ciudadanía no reservado a los ganadores. No sé si mis hijos mañana estarán en el lado de los ganadores o de los perdedores, pero me interesa más que, en cualquiera de los casos, sean modestamente felices sin caer en la resignación, que es la única alternativa que algunos consideran legítima para quienes se quedan fuera de los ámbitos en los que se gana dinero y poder. Me gustaría que mis hijos ambicionasen que su felicidad no se levantase sobre la desgracia de los pobres.
Si no hay pacto, si no hay derechos, si no hay ciudadanía, entonces a los perdedores sólo les cabría la ambición de la revolución. Y así seguiríamos dando vueltas.
Ojalá hablen más claro los "liberales" europeos. Ojalá pronto dejen de hablar de crisis y utilicen las verdaderas palabras: desregulación, mercado, privatización, y como mucho beneficiencia. Si ese discurso se perfila con más nitidez, así también la socialdemocracia podrá recuperar sus propias palabras, no como monumentos vacíos, sino como aspiraciones sociales y como banderas.
Me temo que nadie va a dejar de hablar de crisis durante bastante tiempo, que se van a cargar derechos conquistados y que volveremos a caer en los mismos errores, acabaremos imitando el modelo americano.