Reseña de "Aunque todo se acabe" escrita por Juan Jurado:
MÚSICA Y LITERATURA
Una canción puede ser el origen de una historia, puede explicar una vida, si me apuran, igual que una historia puede modificar el sentido de una canción, o mejor, hacerla crecer. Es lo que he sentido, después de disfrutar de la lectura de AUNQUE TODO SE ACABE, la excepcional novela de Miguel Pasquau Liaño.
No, cada vez que escuche All things must pass, ya no será lo mismo , sus notas serán cargas de profundidad que implosionarán embadurnándome de sentimientos, de reflexiones, de momentos, de imágenes, de voces..., de París. Todo aquello que construye esta historia de amor en su sentido más primario: amor a la vida, donde la muerte tiene un protagonismo esencial.
La novela -AUNQUE TODO SE ACABE- es la obra de un humanista, sobre todo de un humanista. Sencillamente, por las contradicciones que la tejen, por los valores que la alimentan, porque nos muestra algo fundamental: somos tiempo y lo que nos hace y nos define es ese tránsito en el que luchamos por hacernos eternos.
"Mi padre lo intentó. Por eso su nombre no es Martin, ni Mario: él se llamaba siempre, aunque todo se acabe".
Un humanismo comprensivo, donde cabemos todos, vengamos de donde vengamos, porque nos sentimos y somos humanos y ese sentimiento nos une a la hora de enfrentarnos a la otra cara del ser humano, la que lo niega, la que, desgraciadamente tantas páginas de la Historia escribe. Un humanismo optimista, porque hay que serlo, sin que eso nos quite un ápice de conocimiento de la realidad y sus complejidades. Un humanismo que se nos dibuja con una sonrisa triste y esperanzada, porque así es la vida.
Pero, también es la novela de un escritor que ha alcanzado una altura considerable. Algo que se puede apreciar en la estructura de la novela: un arquitecto de cabeza y manos de orfebre. La riqueza de los puntos de vista utilizados, que nos ofrece esa compleja realidad en la que vivimos, el curso de una historia que se alimenta de meandros que van confluyendo hasta la ensenada final.
Personajes que cobran vida a partir de su palabra -vehículo de su pensamiento- y sus hechos. Y entre ellos, dos: Martín, protagonista de la historia y Gabrielle, para mí, protagonista de la novela. Una mujer que se convierte en la perfecta metáfora de la ciudad en que vive, un París que todos hemos soñado alguna vez.
En resumidas cuentas, la vida en unos momentos difíciles de la Historia de España, donde nace una bellísima historia de amor, porque al final, como humanos, es lo que nos queda, lo que, en la levedad del tiempo que somos nos hace eternos.
Volveré a escuchar, en la voz de Harrison, All things must pass pero ya no será lo mismo.
MÚSICA Y LITERATURA
Una canción puede ser el origen de una historia, puede explicar una vida, si me apuran, igual que una historia puede modificar el sentido de una canción, o mejor, hacerla crecer. Es lo que he sentido, después de disfrutar de la lectura de AUNQUE TODO SE ACABE, la excepcional novela de Miguel Pasquau Liaño.
No, cada vez que escuche All things must pass, ya no será lo mismo , sus notas serán cargas de profundidad que implosionarán embadurnándome de sentimientos, de reflexiones, de momentos, de imágenes, de voces..., de París. Todo aquello que construye esta historia de amor en su sentido más primario: amor a la vida, donde la muerte tiene un protagonismo esencial.
La novela -AUNQUE TODO SE ACABE- es la obra de un humanista, sobre todo de un humanista. Sencillamente, por las contradicciones que la tejen, por los valores que la alimentan, porque nos muestra algo fundamental: somos tiempo y lo que nos hace y nos define es ese tránsito en el que luchamos por hacernos eternos.
"Mi padre lo intentó. Por eso su nombre no es Martin, ni Mario: él se llamaba siempre, aunque todo se acabe".
Un humanismo comprensivo, donde cabemos todos, vengamos de donde vengamos, porque nos sentimos y somos humanos y ese sentimiento nos une a la hora de enfrentarnos a la otra cara del ser humano, la que lo niega, la que, desgraciadamente tantas páginas de la Historia escribe. Un humanismo optimista, porque hay que serlo, sin que eso nos quite un ápice de conocimiento de la realidad y sus complejidades. Un humanismo que se nos dibuja con una sonrisa triste y esperanzada, porque así es la vida.
Pero, también es la novela de un escritor que ha alcanzado una altura considerable. Algo que se puede apreciar en la estructura de la novela: un arquitecto de cabeza y manos de orfebre. La riqueza de los puntos de vista utilizados, que nos ofrece esa compleja realidad en la que vivimos, el curso de una historia que se alimenta de meandros que van confluyendo hasta la ensenada final.
Personajes que cobran vida a partir de su palabra -vehículo de su pensamiento- y sus hechos. Y entre ellos, dos: Martín, protagonista de la historia y Gabrielle, para mí, protagonista de la novela. Una mujer que se convierte en la perfecta metáfora de la ciudad en que vive, un París que todos hemos soñado alguna vez.
En resumidas cuentas, la vida en unos momentos difíciles de la Historia de España, donde nace una bellísima historia de amor, porque al final, como humanos, es lo que nos queda, lo que, en la levedad del tiempo que somos nos hace eternos.
Volveré a escuchar, en la voz de Harrison, All things must pass pero ya no será lo mismo.
(Facebook, 9 noviembre 2022)
Juan Jurado.
(Facebook, 9 noviembre 2022)
Juan Jurado.
(Facebook, 9 noviembre 2022)
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