¿Quién será el Beppe Grillo español dentro de unos (pocos) años? La duda no es si emergerá o no un candidato equiparable, sino cuál será su nombre. El denostado modelo bipartidista de partidos insertados en la historia constitucional y coincidentes en lo que sustancialmente define el modelo vigente de Estado ya no puede contener la fuga de votos hacia el puro y duro descontento de quienes, no sintiéndose con nada que perder, preferirán apoyar a quien les prometa con un mínimo de habilidad dedicarse a estorbar y vigilar las dinámicas de los menguados grandes partidos, asegurando honestidad, rupturismo, aventuras y vueltas a empezar. Bastará con que alguien sepa recoger de aquí y de allá a gentes que se sienten maltratadas y no se asustan de un colapso institucional, porque no esperan que el continuismo institucional sea mejor que la parálisis. Esto es lo que ha conseguido rotundamente el Movimiento 5 Estrellas italiano, colocado de pronto, como un intruso, pero con toda legitimidad, por una cuarta parte de los votantes italianos, en la Cámara y en el Senado. Es pronto para juzgarlo: habrá que esperar a conocer las decisiones parlamentarias que irán dibujando su verdadero rostro. Mi impresión es que, en todo caso, no será más antisistema que Silvio Berlusconi y su videocracia.
En España aún no sabemos quién será, cuál será su nombre, si provendrá del mundo del espectáculo, del periodismo, del deporte, de la televisión o de la empresa. Pero no es lo mismo que sea uno o que sea otro. Podemos tener suerte, y que la necesidad se haga virtud, si esa persona y el equipo del que se rodee (bastará un pequeño staff) tienen una mínima capacidad para apuntar alto hacia valores políticos rupturistas con el status quo pero acordes con los fundamentos constitucionales de la democracia, la división de poderes y los derechos fundamentales tomados en serio. Podemos tener mala suerte, si el que consiga ocupar esa "sede vacante" prefiere hurgar en las pulsiones primarias que, en situaciones de crisis y desesperanza, conducen a un primitivismo que haga tabla rasa de tanto como, a trancas y barrancas, habíamos mejorado en la segunda mitad del siglo XX en Europa.
Crucemos los dedos y estemos atentos a la línea de salida de esta batalla que está por venir. No creo que falten más de dos años para que sepamos a qué y a quién atenernos.
by Ernesto L. Mena
by Agustín Ruiz Robledo
by Maria Ppilar Larraona