Era previsible que la renuncia del rey provocara una ebullición de republicanismo. La monarquía en sí misma puede resultar anacrónica, y para colmo la percepción ciudadana del reinado de Juan Carlos pasó de la complacencia a la indiferencia, y de la indiferencia al rechazo, hasta el punto de situarlo en el centro de un régimen decadente.
Se trata de planteamientos políticos legítimos. La sociedad española tiene derecho a repensar España, y en particular no puede sentirse cautiva de un consenso constitucional de generaciones anteriores sobre la alternativa Monarquía-República que vino claramente determinado por las disposiciones del régimen de Franco. Por eso puedo entender la emoción de Cayo Lara, la convocatoria de efervescentes manifestaciones para esta tarde y la oleada de peticiones de un referéndum antes de la sucesión automática de Felipe.
Pero no comparto las prisas, que suelen buscar atajos. No estoy de acuerdo con la propuesta de un referéndum inmediato, previo a todo, sobre si queremos sucesor en la Corona o si preferimos un cambio de forma de Estado. Creo que es un planteamiento simplón, cegado por la ilusión de la democracia "directa" (referéndum).
El Rey Juan Carlos precedió a la Constitución, pero ha abdicado dentro de ella. La Constitución es más importante que la monarquía, y por tanto también más importante que la república. El referéndum republicanista significaría justo lo contrario: primero la forma de Estado, y después gestiónese el resultado...
Felipe va a ser proclamado rey, conforme a las previsiones constitucionales. Será, por cierto, un rey cuya única legitimidad será la constitucional (Juan Carlos cambió la legitimidad de origen, dinástica y franquista, por la constitucional). Pero el nuevo rey, y el instinto de supervivencia propio de la monarquía, sabrá entender que el consenso constitucional del 78 ha quedado repentinamente envejecido. Yo creo que en vez de pedir un imposible y apresurado referéndum, debe presionarse para que Felipe inste a los partidos políticos a convocar unas Cortes constituyentes que, conforme a las previsiones de la propia Constitución, la reformen. Se abriría entonces un interesante periodo electoral de gran política, en el que no se discutiría de dimes y diretes, machismos o corruptelas, zapateros o remendones, sino de cimientos: de monarquía y república, por qué no, pero también de distinguir entre nacion(alidad)es y regiones dentro de España, de nuevas formas de representación política y participación popular, de una imprescindible revisión de los derechos sociales que sean expresión de un nuevo y equilibrado pacto social (salud, educación, pensiones, trabajo, vivienda, renta social), de blindajes de derechos de los trabajadores, de mecanismos eficaces contra la corrupción política y contra las connivencias del poder político con intereses privados, de nuevas relaciones entre el Estado y las iglesias, etc. Los españoles votaríamos sobre proyectos constitucionales (los de los partidos), y los elegidos deberían buscar fórmulas capaces de albergar mayorías. Quizás lograran convenir un conjunto de reformas constitucionales que después, irremediablemente, ¡entonces sí!, el rey habría de convocar un referéndum, aun cuando el referéndum incluyera una pregunta sobre sí mismo.
Una nueva generación de políticos se encontraría con la tarea de provocar un nuevo momento constitucional en España, y con la posibilidad de hacer una España más acogedora, atractiva y preparada para un contexto estratégico internacional en el que el significado del Estado es bien diferente al de 1978. Monarquía o República no es mi guerra, pero naturalmente puede ser la de otros. Lo cierto es que si Felipe VI no se limita a heredar el trono unos añitos, y se decide a ser el símbolo de un nuevo tiempo político, tenemos por delante una tarea fascinante. A ese "podemos" me apunto.
Certero y brillante. No cambiaría ni una coma.
Lamentablemente, un debate maniqueo monarquía/república hoy en España, con posiciones tan polarizadas, demasiado polarizadas, plantearía los términos de la discusión en un terreno intelectualmente yermo, asignando colores rojos y azules ciegamente, desde las tripas. Y el resultado nacería falseado: republicanos de derechas votarían monarquía temiendo la avalancha liberticida y monárquicos de izquierdas (los hay) votarían república llevados en volandas por el rebaño arríabanderas. Falta un debate sereno. Qué destino tan distinto si tanta energía malgastada en discutirnos se uniera para llevar el país hacia el futuro. Creo que fue Bismarck quien dijo que España era la nación más potente de Europa, lleva cuatrocientos años (ya quinientos) empeñada en autodestruirse y todavía no lo ha conseguido.
Saludos,
Manolo.
Gracias por el comentario, 'Manolo'. Por encima de las razones de oportunidad (que son opinables) están las razones de constitucionalidad. Ahora parece abierta la veda contra los argumentos constitucionales, como si fuesen cosas retorcidas de juristas; pero son fundamentales. Si no soportamos que la Constitución limite una aspiración o reivindicación, tendríamos que asumir que tampoco blinda tanto derecho y tanta conquista política como lleva dentro.
Saludos.
¿Es casualidad que los que "gritan" sean aquéllos que trabajan y han trabajado poco y que le deben a la democracia (admitida voluntariamente por el poder pre-constitucional) sus "infinitos" derechos (de los deberes nunca hablan)?
Anónimo, yo no sé si los que quieren el "referéndum ya" trabajan mucho o poco. Habrá de todo, ¿no?: farsantes, intelectuales, trabajadores serios, gente en paro, becarios, amas de casa, impostores, curas… Es arriesgado meterlos a todos en un saco.
Pero gracias por el comentario.
me parece mal que un juez en ejercicio politiquee tanto
Procuro no "politiquear" mientras estoy "en ejercicio". En mi tiempo libre te confieso que me interesa la política. ¡Qué le vamos a hacer, amigo! De momento no tenemos restringido ese derecho.
Si en su (no tu) tiempo libre aprecia, ve, etc un posible delito, ¿qué hace? Si en su tiempo libre alguien le insultara (por ejemplo), ¿sería un insulto como a cualquier ciudadano o insulto a la "autoridad"?
Si usted quiere el usted, téngalo, aunque en este blog solemos tutearnos. Además, creí que usted era el mismo anónimo que en un comentario de un minuto después, a las 12.12 (lo puede ver debajo), me había tratado de tú y de paisano. Es lo malo de firmar como anónimo sin identificarse, que los demás podemos confundirnos…
Si en mi tiempo libre me tropiezo con un posible delito, tengo exactamente la misma obligación que usted (no más, y no menos) de denunciarlo; nada más. No soy policía, no puedo detener a un delincuente, ni podría hacer otra cosa que no fuese denunciar.
Si me insultan en mi vida privada (mis hijos lo hacen de vez en cuando, si por ejemplo no les dejo hacer lo que quieren) me insultan a mí: al padre, al amigo, al compañero, al conductor de al lado, o al tipo que se ha chocado sin querer al cruzar atolondrado una calle.
No lo dude, los jueces podemos publicar opiniones. Incluso sobre política. Incluso opiniones que no sean de su agrado. E incluso opiniones equivocadas.
en tiempos de convulsión no hagas mudanzas, paisano
Es cierto. Pero yo más que convulsión veo cansancio y unos consensos (territoriales, sociales, políticos) que están perdiendo el alma.