Tareas para la socialdemocracia.

Mis prioridades ante el nuevo escenario de poder territorial en España: por un lado, que la hegemonía del PP no sea antesala de la explosión de la derecha populista antisistema, es decir, que el PP sepa seguir dando argumentos a ese sector de la población para seguir "dentro" de la democracia constitucional, con prácticas de buen gobierno y pegagogía política, sin expulsarlos hacia el radicalismo egoísta y cortoplacista. Por otro lado, que el PSOE, desalojado del poder, sepa zambullirse en la sociedad y encontrar argumentos nuevos para construir una alternativa atractiva, libre de sus ortopedias, audaz, e igualmente constitucional. Que se dé cuenta de que su argumento principal ya no puede ser simplemente que "mejor ellos que el PP". El PSOE tiene que mirar con un ojo, claro que sí, al 15-M, pero con el otro ojo tiene que mirar a esa cantidad de gente que volvería al discurso "simplemente socialdemócrata" si se le presentase como posible, real, nuevo, con más sustancia y menos tópico, con más discurso y menos marketing. Ahora que tiene tan poco que "conservar", sería el momento de arriesgar. Ojalá la mejor gente que hay en el PSOE se imponga, dentro de él, a quienes anden más preocupados por "seguir" en la arcadia en la que creían estar. Ojalá sepan recorrer el camino que le marca el, para mí, mejor cartel de los vistos en el 15-M: "no nos representan". No creo que la solución a los problemas de la sociedad europea venga de una izquierda adánica o experimental. Creo que lejos de arrumbar al árbol de la socialdemocracia lo que hay que hacer es podarlo severamente y cuidarlo con agua social y abonos intelectuales, para que sus raíces vuelvan a encontrar los nutrientes en el suelo, sin fiarlo todo al clima artificial de los invernaderos políticos e institucionales. No es momento de lavar las hojas ni contemplar las ramas, hay que pensar en las raíces y en la tierra. Magnífica tarea para quien hoy se sienta comprometido con la larga tradición de la izquierda posible. Enorme tarea. No bastará con unas primarias para elegir entre Rubalcaba o Chacón: será preciso aquello que nos enseñaban de pequeños: examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Por su orden, y sin prisas.