Reconozco que me ha sorprendido la absolución de Camps y Costa. Los periódicos nos abrumaron con documentos, conversaciones, indicios, e incluso confesiones que parecían evidentes. Pero la mayoría del Jurado ha decidido, finalmente, que no lo tiene claro, es decir, que tiene dudas, y eso significa absolución. Entonces he de ser coherente con lo que tantas veces he dicho: esa respuesta (la del jurado) vale más que la que anticipaban los periódicos. No porque sea más o menos acertada (¿quién tiene la piedra de toque que lo determine?), sino porque se ha pronunciado tras un debate con todas las garantías. ¿Cómo decidimos si Camps se dejó querer y aceptó regalos de una trama empresarial que tenía intereses en los alrededores de la Generalidad que presidía, cuando él lo niega? Pues convocamos un jurado, dejamos que Fiscal y abogados trabajen, celebramos un juicio donde éstos presenten todos sus argumentos e intenten convencer de sus razones, y el jurado decidirá. De manera que lo más saludable es concluir que no está claro que Camps recibiera gratis los trajes, y que por tanto no merece una condena penal. No vale presumir que cinco jurados eran del PP y cuatro del PSOE. Ni vale hipotizar qué habría pasado si fuesen otros jurados o un tribunal profesional. Eran nueve jurados elegidos por sorteo, tras una criba por su presunta inidoneidad, y al reunirse a deliberar habrán intentado, cada uno, resolver de la manera que les parecía más justa después de todo lo visto y oído. Su decisión sólo puede cambiarla el Tribunal Superior de Justicia de Valencia, por vía de recurso de apelación: pero no lo hará leyendo los periódicos, sino tras un nuevo debate, primero por escrito, y luego en una vista oral.
La sospecha es libre, pero la condena, afortunadamente, requiere superar un listón.
Hay un dicho muy cierto: Difama, que algo quedará.
Todas las sospechas, una vez sospechadas, quedan en el aire. Y una sola sospecha es capaz de aliarse a otra sospecha, y juntas formar una montaña con un grano de arena.
Cierto, esta vez, como todas, la respuesta la tienen los jueces. Pero la duda es muy difícil de borrar.
Saludos
Por cierto, lo que tampoco vale es la tesis que ahora algunos quieren imponer: que ha habido una "persecución" contra Camps. No. Ha habido un juicio con indicios claros y fuertes que hicieron que el Tribunal Supremo obligase a Valencia a que lo juzgasen. Al menos el juicio era necesario. Ante todo lo que salió, no se podía cerrar los ojos. Había que juzgarlo. Muchas veces el juicio es más ejemplarizante que la misma condena. Yo creo que desde este asunto, los funcionarios y los políticos no van a aceptar tan alegremente los regales que se les hacen por "cortesía"…. Y menos de empresas tan turbias.
En mi retina, Costa y Capms escuchando sus conversaciones vestidos de institucionales, sentados en el banquillo de los sospechosos, es algo que tardará en borrarse. Además el consuelo íntimo que tengo querido Miguel de que los sujetos anteriormente mencionados saben lo que son.
Aún así espero que se haga justicia, algún día.
Besos
No pagarán multa, moderruner, pero uno tiene derecho a sentir náuseas al recordarlos….