El niño está muerto: ese es el pronóstico. Muerto en un pozo, sin la bolsa de chuches a su alcance. Sin embargo, nadie lo ha visto muerto, y todavía hay posibilidades de que esté desmayado pero vivo, herido pero vivo, y lo escaso de la probabilidad no es excusa para que nadie claudique: es un imperativo categórico intentar salvarlo; no hay cálculos de eficiencia, de costes y oportunidades. En ese pequeño porcentaje de esperanza se ha de invertir sin escatimar. No hay más alternativas que rescatar al niño o rescatar el cadáver del niño. Quizás esté muerto, pero todavía no está muerto.
Hace años se nos cayó un perro a un pozo. Dio un salto y cayó a plomo. Lo vimos saltar y caer mi hijo y yo. Mi hijo se quedó impresionado, y yo le dije que los pozos dan a pasadizos subterráneos, y que acaso un día el perro apareciera por algún lado, quizás lejos de su casa. No sabíamos si se había muerto en el acto, o si vivía. Con cuerdas le bajamos una cacerola de comida, y a las horas vimos que la comida seguía igual. Lo llamábamos. Lo veíamos, alguna vez parecía moverse, otras no. Alumbrábamos con linternas, parecía abrir los ojos a veces, pero podría ser un reflejo. Alguien supo hacer un nudo corredizo en una cuerda larga, la cuerda descendió, logramos enganchar al perro de una pata, el perro se movió y el nudo se cerró. Izamos al perro, asumiendo el riesgo de que se descoyuntase la pierna: mejor cojo que nada. Sacamos al perro vivo, y cuando salió del pozo se puso a correr por los olivos. Si hubiese sido un niño, habríamos sido capaces de tirarnos para que no se muriera solo, porque hay pocas cosas más desesperantes que imaginar a un niño muriéndose solo en un pozo.
El niño se llama Yulen, y todavía no está muerto. Moro, el perro, se murió hace años, pero no en un pozo. Esta noche todavía podemos acostarnos imaginando al niño salir corriendo, con toda su vida por delante. Horadamos terrenos pedregosos, preparamos poleas, artefactos, calculamos la trayectoria de túneles transversales. Todos miramos a ese pequeño gran agujero por el que se nos ha escapado nada más y nada menos que un niño.
¡Ay Miguel! Supongo que has escrito este post desde un dispositivo móvil o algo similar, pero es urgente que corrijas los dos “calló” que como pretérito de “caer” se te cuelan al principio del segundo párrafo y una “h” en lugar de una “y”. Luego, elimina este comentario.
Saludos
Sí, lo corregí ya. Lo escribí anoche, bien tarde, y lo malo es que estaba por dos veces. También un “sólo” que debe ser “solo” (muriéndose solo). No borro el comentario, como penitencia…
Recuerdo un error de traducción que tuve hace mucho años. El verso decía “et elle se tut discrètement”. Lo traduje por “y se mató discretamente” (del verbo tuer, matar), cuando ella sólo se había callado (se taire)…
Salud.
En 1989 Herminio Trigo, entonces sucesor emérito de Julio Anguita en la Alcaldía de Córdoba me preguntó jocosamente si había recibido algún comentario valorativo de mi artículos … sorprendido le respondí que no con cierta tristeza… a lo que dándome un golpe en la espalda me dijo “entonces vas bien, chaval… aquí la gente solo habla para increparte lo que está mal, nunca para valorarte positivamente, y si lo hicieran entonces es que vas mal. Si cometes un error.., todo el mundo te lo señalara”!!!… Desde entonces no falla !!! … En Suecia era habitual ver faltas de ortografía en artículos de peso escritos por primeras plumas… peno nunca vi, ni veo, comentario alguno sobre la errata… una errata irrita mucho a todo autor pero solo aquí recibe tanta atención del lector… Es muy significativo.., en todo caso te felicito por la belleza del texto y el sentimiento que encierra y transmite con falta y sin falta!!!… un saludo!
Un escrito precioso Miguel, lleno de ternura. Enhorabuena, Ojalá corra por ese campo….
Gracias por tan bonitas y ciertas palabras
Todo ser humano debería ser capaz de todo para tratar de salvar a otro.
La empatía mueve montañas; mueve a la Humanidad.
Como tantos otros seres humanos espero con todas mis fuerzas que Yulen,pese a los malos pronòsticos, corra, sea feliz y viva muchos años rodeado de otros seres queridos.
Me he emocionado, Miguel.
Ojalá Yulen desafie todas las leyes naturales y veamos un gran desafio de resistencia humana materializado en un ser pequeño y frágil. Porque los milagros pueden existir y porque en nuestro imaginario queremos que los milagros existan.
Gracias por errar en tus textos. Me gusta aprender de los grandes.
Saludos
Comentaba una colección de autores clásicos el maestro Borges, y en la portada de un libro de Wilde decía “Wilde o la hermosa aventura de iniciar un pleito que de antemano sabía perdido”.
La epopeya del rescate de Julen es un ejemplo de lucha contra la falta de esperanza, es un ejemplo de todos contra lo inevitable, una demostración de que el ser humano es compasivo, y que se mueve a golpes de sangre y fuego.
Hemos rescatado a Julen sin vida, pero Julen ha dado vida a todos y cada uno de los que han participado en su rescate sin tal vez saber que se estaban rescatando ellos.
Julen pequeño y pequeñito nos ha suspendido la respiración, nos ha hecho pensar en que no es tan grave que la caldera de casa se haya estropeado, o el coche no arranque por la mañana, nos ha hecho pensar en que la vida es un regalo, que precisamente porque estamos hechos de barro somos admirables.
Julen ha demostrado que somos mejores de lo que pensamos, y que una vida, su vida, nuestra vida, tiene sentido.
Julen, descansa en Paz.
Me gusta cómo lo dices, Antonio.